¡Volveré el sábado! (6ºCap.)

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  • Dedicado a Belén Moreno, María Acosta y Gonzalo Hermida.
                                    

Cuando me dijo esas malditas dos letras yo me enfadé un montonazo, no paraba de rechistar, llorar, patalear... Le cerré la puerta en toda la cara a mi padre y me tumbé en la cama de arriba con las manos en la cara y no parando de llorar. María estaba en el cuarto sentada en la silla del escritorio y estaba flipando con lo que estaba pasando.

María: Bue... Bueno, Nerea, tampoco pasa nada...

Yo: Si María, si que pasa ¡y me voy a cagar en todo lo que me pueda cagar! ¿No se da cuenta mi padre de que esto me haría muy feliz? Parece que no soy su hija...

María: Va Nerea, no digas eso, total, el sábado nos veríamos de nuevo.

Yo: Ya, eso ya lo sé, pero a mi me hacia ilusión ir a Utrera, a conocer a tu gente, tu madre, tu casa, todo lo que hay por allí y pasar unos días estupendos, pero no, no puedo porque la mierda de mi padre no me deja.

María: La verdad es que a mi también me hubiera gustado que vinieras conmigo unos días pero son las normas, si tu padre no te deja no lo hagas.

Yo: Pues te juro yo que voy a ir, sea como sea pero voy a ir.

Pasaron un par de horas, yo ya tenía un poco de hambre pero me negaba pasar por el salón para ir a la cocina porque en el salón estaba mi padre y no quería ni mirarle.

Mi madre vino de trabajar y papá se puso a hacerle la comida, yo aproveché que él no estaba para ir a mamá y darle un beso.

Yo: ¡¡Hola má!!

Mamá: ¡¡Hola hi!! *dijo chistosa* Cariño, ¿que te pasa? Tienes los ojos llorosos.

Yo: Nada mami nada... *dije quitandome las lagrimas*

Mamá: No, no, no, a mi no me engañas, se que te pasa algo, que soy tu madre y te e parido, se cuando te pasa algo.

Yo: Bueno... Es que... Mira... Yo quería ir a Utrera con María *decía mientras miraba a María* pero papá no me deja y me da mucho coraje porque a los niños le dejáis que se vayan por ahí donde quieran y a mi no.

Mamá: Nerea, pero es que tu todavía eres mu chica, no te puedes ir por ahí y menos todavía a Utrera que está muy lejos.

Yo: Me da igual eso, a mi no me importa la distancia, como si esta en cataluña o como si esta en fuengirola, me da igual, yo quiero ir.

Mamá: ¡Padre!

Mi padre vino y nos pusimos a hablar del tema, yo y María nos sentamos en un sofá, mis padres en  el otro y el padre de María sentado en una silla. Después de yo suplicar y suplicar me seguían diciendo que no. Ya eran las 19:00 y María junto a su padre se tenían que ir ya. Mi padre cogió el coche y los llevo a la parada de trenes, yo claramente los acompañé. Llegó el tren para ir a Utrera, cuando lo vi se me cayeron dos lagrimas, una en cada ojo porque no quería que María se fuera, no dejaba de abrazarla hasta que llegó el punto de que ya se tenía que meter en el tren, entró y al cerrarse las puertas yo al segundo no me contenía, no me quería separar de ella asinque me metí en el tren rápidamente.

Mi padre super preocupado gritando mi nombre, yo lo miraba por la ventana y lloraba porque sabía que estaba haciendo algo mal pero al alejarse el tren cada vez mas ya no lo veía. Me senté junto a María. Mi padre no dejaba de llamar al teléfono del padre de María, él quería hablar conmigo pero yo no quería. Al llegar a Utrera yo estaba anonadada, todo era super precioso, con mucha gente, había unos abuelos en un banco con las manos juntas, unos amigos jugando en la calle con un balón, unas niñas saltando a la comba, niños chicos correteando por el parque, parejas paseando y dandose besos de vez en cuando... También había un montón de luces bonitas por todos lados porque ya era de noche. Antes de llegar a casa de María ella me enseñó unos lugares preciosos de su barrio que a mi me encantaba.

Ya llegamos a la casa de María, y claro, la madre se creía que venían María y su marido (el padre de María) pero me vió a mi y se quedo un poco como asombrada. Nos saludamos y hablamos un poco pero al ratillo María me llevó a su habitación. Estuvimos hablando, yo cotilleandole las cosas que tenía, cantando... Luego la madre hizo la cena, cenamos todos en una mesa que había en la cocina mientras hablabamos un poco.

María: Bueno Nerea, ¿te quieres venir conmigo ahora a darte una vueltecita?

Yo: ¡Pues claro! Pero... Es que yo solo tengo esta ropa y no es que valla muy bien vestida...

María: Baah, da igual, yo te presto algo, te quedará un poquillo grande pero da igual.

Yo: Pues vale. Yo ya e terminado de cenar.

María: Yo también.

Entre las dos recogimos la mesa. Fuimos al cuarto y nos probamos un montón de ropa, a María le quedaba todo perfecto.

Yo: Mmm, a ver, este me gusta pero este me gusta mas... ¿Tú cual prefieres? *le enseñé dos camisetas*

María: Pues... La camisa blanca, la de la derecha.

Yo: Pues ale, ya tengo camiseta.

María: ¿Y yo que me pongo vestido o conjunto?

Yo: Pues vestido creo que es mejor, esneñamé cuales tienes.

María: *me enseñó cuatro vestidos* Mira, estos cuatros son los que mas me gustan, ¿que te parecen?

Yo: Uish, me gustan los cuatro mucho pero me decido por el segundo, el negro.

María: Vale, ¿entonces con estos tacones no? *cogió unos tacones elegantes negros de 4 centímetros*

Yo: Si si si, esos, te va a quedar perfecto. Bueno, te voy a coger este pantalón bequero.

María: Si si, coge lo que quieras, como en tu casa.

Al final yo me puso una camiseta blanca de mangas cortas con botones negros y el cuello de bebé en color negro con unos pantalones cortos baqueros negros, unas manoletinas blancas, un collar dorado y unos pendientes de bolas. María se pusó el vestido negro con un cinturon de 3 centímetros a la altura de la cadera de color plateado, los tacones negros, un reloj de plata, un collar como el mío pero en blanco y nos pendientes de aro. Después de vestirnos nos peinamos frente al espejo que ella tenía en su habitación, ella se plancho el pelo y se puso una ebillita plateada que le quedaba maravillosa y yo me hice una cola alta dejandome el flequillo suelto por los lados que me quedaba también muy bien.

Historia De Una Simple Belenista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora