Efectos secundarios

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Adam se movía en su silla nerviosamente. A su lado, su esposa ojeaba con paciencia una revista médica. Adam odiaba las citas con el doctor, pero al igual que la mayoría de las cosas en la vida, era una necesidad.

—No sé por qué alguien tomaría estos medicamentos —opinó Emily—. Escucha este. Es un medicamento que limpia el acné, pero que también te puede dar diarrea, reflujo y pensamientos suicidas.

Adam la miró por el rabillo del ojo.

—¿Quieres oír otro? —Emily pasó un par de páginas—. Ok, este se encarga de tu migraña, pero como reemplazo te puede dar resequedad en la vista, hipertensión y diarrea. ¿Por qué la diarrea siempre es un efecto secundario?

Adam resopló y una mujer anciana en la sala de espera le frunció el ceño. Adam se aclaró la garganta rápidamente.

Como si estuviese sincronizado, una enfermera abrió la puerta de la sala de espera.

—Adam Reever, el doctor Watts está listo para verte.

La pareja siguió a la enfermera a través de la puerta, pasillo abajo, y hacia el consultorio. Dentro de poco, el doctor Watts tocó la puerta. Intercambiaron bromas antes de pasar al asunto en cuestión.

—¿Y qué te trae por aquí hoy?

—Estoy teniendo problemas con la medicación que me recetó.

—¿Con el Somnavar? —preguntó el doctor revisando el historial de Adam—. ¿Cuándo iniciaron las complicaciones?

Adam frunció su ceño y volteó a ver a Emily en busca de ayuda. Ella se giró hacia el doctor:

—Desde hace tres semanas, más o menos.

—¿No te está ayudando a dormir?

—No, me está haciendo alucinar.

El doctor Watts estudió a Adam con preocupación.

—¿Cómo lo sabes?

—He estado viendo cosas que sé que no están ahí. Por ejemplo, ayer salí al patio y había un venado blanco enorme en el jardín, y cuando Emily salió, me preguntó qué era lo que estaba viendo. Se lo describí y me vio como si estuviera loco. Me dijo que no había ningún venado.

—¿Te ha pasado algo más como eso?

—Sí, un par de cosas más. Por eso he venido hoy. Para saber cuán preocupados deberíamos estar.

El doctor Watts sonrió tranquilizadoramente.

—Descuida. Vamos a averiguar lo que está pasando.

El doctor se puso de pie y se dirigió a la puerta, dejando a solas a la pareja nerviosa. Una vez que estaba en el pasillo, buscó de inmediato a la enfermera del caso y la apartó.

—Maura, quiero que canceles la prescripción de Somnavar para Adam Reever a partir de este momento. Y, por favor, llama a una ambulancia para que se lo lleven al hospital.

—En seguida. ¿Qué sucede?

—La medicación le está induciendo alucinaciones.

—¿Alucinaciones de qué?

—De Emily. Cree que está viendo a su difunta esposa.

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