El proceso de curación

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Mi hermana ni siquiera reacciona cuando él entra a mi habitación. Sus pisadas son silenciosas, pero el aire se pone tan frío que puedo ver mi aliento. Mi hermanita se estremece y se acurruca todavía más cerca de mí, envolviendo sus brazos diminutos alrededor de mi cintura. Espero que se quede dormida.

Sé que es alto y delgado, pero eso es lo único que puedo ver. Mi habitación está tan oscura que todos sus demás rasgos son enmascarados por las sombras. Mi respiración se acelera. Está parado a mi lado de la cama.

Me mira fijamente y, mientras lo hace, los agujeros en donde sus ojos deberían estar comienzan a brillar con un blanco inquietante y vacante. Continúa observándome, sin parpadear y sin moverse.

Al final, se mueve. Levanta su mano y coloca tiernamente su pulgar huesudo y gélido en la parte hinchada de mi ojo izquierdo. Lo soba con delicadeza. Aún no me muevo. Adiciona más dedos escalofriantes a mi rostro y los desliza gentilmente hacia mi mejilla, en donde se encuentra una cicatriz antigua, antes de pasar su dedo índice y su dedo medio por encima de mis labios. La hinchazón ha cedido, pero mi labio inferior aún está partido.

Su mano abandona mi rostro y se mueve hacia mi brazo. Agarra mi muñeca derecha y la levanta para examinarla. Mis marcas autoinfligidas de mutilación se han disipado, pero aún se pueden discernir con facilidad si las estás buscando.

El ruido que emerge de su garganta es suave, pero acarrea una emoción atenuada de desesperación y entretenimiento.

La regresa sobre mi cama con delicadeza y luego levanta mi brazo izquierdo. Y ahora su agarre se aprieta dolorosamente, pero sigo sin hacer ningún sonido y mi hermana permanece dormida. Y eso es todo lo que importa.

Se ríe conforme desliza sus dedos fríos por encima de mis cortes más frescos; estos siguen sangrando a través de los vendajes improvisados. Pero estos cortes autoinfligidos son diferentes a todos los demás. Estos cortes no fueron el resultado de un ataque de furia ni de un momento de debilidad egoísta en el que me olvidé de mi hermana y deseé la muerte. No, estos cortes nuevos son... bonitos. Los hice con más cuidado, y decoran mi brazo con el diseño hermoso de ojos rojos goteantes, pentáculos, números y símbolos que no comprendo y que no me molesté en investigar. Lo que puse en mi brazo no me importa en lo absoluto. Lo único que importa es que funcionó.

Sus labios se separan y puedo ver una boca llena de dientes amarillos y filosos que me están sonriendo. Se acerca más hacia mí hasta que sus labios tocan mi oreja. Frío, está tan frío.

—¿Lenta o rápida? —Su voz es baja y susurrante, pero aún escucho el entretenimiento y la lástima que forran cada palabra.

Observo a mi hermana. En la oscuridad, no puedo ver su nueva serie de moretes, pero sé que están ahí.

—Lenta —siseo.

Se ríe de nuevo y sale de mi habitación. Escucho los gritos de mis padres. Sonrío, abrazando más fuerte a mi hermana.

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