Mi esposo no es un hombre hermoso. Sé que es lamentable admitir tal cosa, pero antes de que empieces a defenderlo diciéndome que la belleza verdadera reside en el interior, quiero que sepas que el sujeto también es un bastardo. A decir verdad, el aspecto más redentor de la existencia de mi hombre es esa cuenta de banco gorda que me mantiene bien alimentada y viviendo una vida de lujos. Si no fuera por su riqueza, posiblemente sugeriría que no podría gustarle a nadie... menos a mí.
Verás, soy bonita incluso para los estándares de una esposa trofeo, y mi marido lo sabe. Me mantengo al corriente con mi apariencia para que John se pueda enfocar en mantenerse al corriente con sus finanzas en vez de preocuparse por sus hábitos alimenticios. Toda relación necesita algunas concesiones mutuas, ¿no?
No es mi culpa que no pueda amar a mi esposo. Se lo compenso simplemente con dejarlo tocarme. Es un cerdo absoluto y al parecer también es un monstruo... Si es que esa masa enfermiza y retorcida que tiene por mano no fue indicación suficiente. Siempre he detestado cuando me toca con ella, pero me casé con él por su dinero, no su apariencia.
Desafortunadamente para mí, resultó ser que John también se casó conmigo por mi dinero. Solía comprarme joyería, pero dicha situación ha cambiado. Relojes, zarcillos y cadenas de oro fueron solo algunos de los regalos exquisitos que dejaba en mi mesa de noche. Todo iba tan bien que le presumía a mis amigas que debían encontrarse a un rarito como el mío si querían experimentar la felicidad verdadera. Después de todo, nadie nunca está triste en una moto acuática.
Por supuesto, eso fue hasta que trajo a casa más cadenas de oro para que me las probara. Estas quedaron encantadoras alrededor de mis muñecas, incluso si las tobilleras estaban un poco ajustadas. Nunca fui muy fanática del sadomasoquismo, pero él comentó que no me dolería mucho, y yo quería mantener feliz a la vaca lechera.
Cuán torpe fui. Cuando me mostró las copias actualizadas de nuestras pólizas de seguros de vida, supe que no era ningún juego sexual. Mi esposo realmente era un monstruo, y resultó que quería matarme. Traté de gritar, buscando alguna salvación, pero su garra maltrecha se presionó firmemente sobre mi boca.
Descubrí que ese muñón achicharrado que tenía por mano fue el resultado del accidente de su primera esposa. Verás, ella también cometió el error de casarse con él por su dinero, y murió por ello. Él la quemó viva dentro de la finca de la familia de ella. Los investigadores del seguro le dijeron que tuvo suerte de haber escapado del infierno rugiente que consumió a su hogar palaciego.
Me casé con mi esposo por su dinero y, en otra época, me bañó con regalos.
Ahora solo me baña con gasolina.
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Tus historias de terror
HorrorHola a todos los amantes del terror. Anteriormente ya había publicado unas lecturas de historias terroríficas. Para los que lo leyeron espero les haya gustado porque esta vez publicaré historias diferentes y me he esforzado más al editarlas. Espero...