━「SIN EDITAR」━
2ᵈᵃ tᥱmρorᥲdᥲ
𝓓 𝓢 | ❝ ʸ ᵃ ˢ ⁱ ᶠ ᵘ ᵉ ,
ˢ ⁱ ᵐ ᵖ ˡ ᵉ ᵐ ᵉ ⁿ ᵗ ᵉ
ᵗ ᵉ ʳ ᵐ ⁱ ⁿ ᵒ ❞
¿Hasta donde llegarías por salvar la vida de una persona importante? ¿Y por salvar a tu aldea? ¿Y por salvar al mundo?
Seina Hatake, una joven renega...
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¿Eterno rival? ▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Seina POV.
Sentía cosquillas en toda mi cara, al abrir mis ojos mire a Pakkun que me estaba lamiendo toda mi rostro para despertarme.
—Jaja, basta Pakkun, me haces cosquillas. —me reía mientras que trataba de quitarmelo de encima. —Me voy hacer pipí.
—Hay no señorita en mi cama no. —me hablo mi papá quien alejo a Pakkun de mi cara. —¿Como te sientes? —pregunto tomándome un mechón de cabello y pasándolo detrás de mi oreja.
—Mejor que nunca. —tome a Pakkun y le comencé a repartir besos por toda su cara. —¡¡ERES UNA COSA HERMOSA!! ¡¡TE AMO, COSITA BELLA!! —le grite a Pakkun quien solo me miraba con cara de matame.
—Seina lo empalagas. —me quito a Pakkun. —Gracias Pakkun.
—Todo por la pequeña. —y desapareció en una bola de humo.
—Y ahí se fue mi diversión. —me deje caer a la cama para seguir durmiendo. —Me dormiré otro rato, me despiertas a la hora de la comida.
—¿Que? No usted se va a ir a dar un baño y darle una vuelta a la aldea. —me destapó y me quito mi almohada.
—No quiero. —me di la vuelta hasta quedar boca abajo. —No quiero ver a nadie. —lo escuche soltar un suspiro.
—No puedes estar escondida de todo el mundo, anda pequeña tan siquiera hazlo por mi, por favor, hazlo por papá. —hizo un puchero que ni siquiera podía ver gracias a su mascara.
—Esta bien, tu ganas. Solo daré una vuelta, de paso aprovecharé para pasar por la librería. —me levante de la cama.
—Te caerá bien dar una vuelta. —lo mire y este ya estaba leyendo su libro.
—Si tu lo dices. —rodé mis ojos. —Bien, me voy. Te veré al rato. —le di un beso en la mejilla sobre su mascara.
—Que te diviertas. —lo escuche gritar.
Comencé a caminar hacia el departamento ignorando a los aldeanos hablar sobre mi, me detuve al escuchar a alguien gritar mi nombre.
—¡Seina! —mire a Lee venir corriendo hacia a mi. —¡Aquí estas mi eterna rival! —frunci el entrecejo confundida.
—¿Eterna rival? —pregunte.
—¡Así es, de ahora en adelante tu seras mi eterna rival! —solté una pequeña risa al ver su determinación en lo dicho.
—Claro, claro lo que digas. —moví mi mano al frente de mi rostro restando le importancia.
—¡Bien! ¿A donde te dirigias, Seina? —pregunto comenzando a caminar a un lado mío.
