Capítulo XIII -El Inicio de la Vida Real

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Nuevamente Amelia se encontraba sentada con un cigarro, su amiga y miles de recuerdos pero esta vez sus sueños no estaban destrozados, al contrario, estaban más vivos y pulsantes que nunca; su corazón se encontraba estrujado porque sabía que extrañaría a Diego pero al mismo tiempo sabía que era lo mejor, lo mejor para él porque podría encontrar a alguien que pudiera entregarse en la forma en que él lo merecía, y lo mejor para Amelia porque sabía que por primera vez estaba tomando una decisión propia.  No porque hiciera feliz a alguien más, que no lo hacía, no porque fuera conveniente para su futuro o para la reputación de su familia, simplemente era por y para ella.

-Es increíble lo mucho que puedes aprender y cambiar en 9 meses.  Hace 9 meses estabas a mi lado acompañándome en lo que pensé era el peor día de mi vida, hace 9 meses conocí a Diego y durante ese tiempo me hizo muy feliz, como nunca Rodrigo o alguien más lo hizo y gracias a él logré reconstruir mi casi extinta autoestima, su constante apoyo y su amor hicieron que me diera cuenta que no sirvo sólo para estar detrás de un hombre apoyándolo.  Tenías razón cuando hace muchos años me aconsejaste juntar los pedazos rotos de mi alma y reinventarme, me tomó bastante tiempo pero estoy segura que he empezado a encontrarlos.  No te puedo decir que éste proceso ha terminado, a mi alma le tomó años fracturarse por lo que me tomará un tiempo volver a unir las piezas pero estoy segura que lo lograré.-

Fátima estaba feliz por su amiga, aunque un poco preocupada y desconcertada por las decisiones que había tomado en tan poco tiempo.  Lo que ella no sabía es que esas decisiones no habían sido tomadas de la noche a la mañana; habían estado incubando en la mente de Amelia por 9 meses y como un humano, abrieron sus ojos en el momento en que estuvieron completamente formadas y fuertes para conocer el mundo.

- Y ¿qué harás ahora?- preguntó Fátima

-No lo sé, continuar mi vida, vivir por y para mí, averiguar qué me apasiona, entender quién soy en este momento de mi vida, conocer a la verdadera Amelia.-

-Pero debes tener un plan medianamente trazado, ¿tienes alguna idea de qué te gustaría hacer?-

-Fátima entiendo tu preocupación y estoy tratando de no mortificarme pensando exactamente lo mismo.  Hasta hace 9 meses mi plan era estar a la sombra de Rodrigo y ese plan se derrumbó, hasta hace unas horas mi plan era unir mi vida a la de Diego para siempre y ese plan también se derrumbó.  Ni siquiera estoy muy segura de quién soy, no sé lo que me gusta, lo que me apasiona, lo que me hace vibrar.  Simplemente lo iré descubriendo en el camino.  Por primera vez en mi vida estoy actuando sin un plan, sin una directriz, motivada por mi instinto y mi corazón que me dicen que éste es el camino que debo recorrer ahora, no sé si será el correcto, no sé si despertaré dentro de 6 meses o 6 años arrepentida de haberlo tomado, pero en este momento no quiero que eso me importe.-

Mientras Amelia y Fátima hablaban en el balcón Diego empacaba sus maletas, apesadumbrado y con el corazón roto pero aunque le dolía alejarse de la mujer que lo cautivó unos meses atrás también se sentía feliz por ella, podía ver entre las lágrimas de sus ojos un brillo distinto y entendía que en ese momento él no podía hacer mucho a su lado, ella tenía que recorrer el sendero que había elegido sola y esperaba con todas sus ansias que sus senderos se juntaran nuevamente cuando Amelia estuviera lista.

-Disculpen que las interrumpa, Amelia sólo quería despedirme- Fátima se retiró y Amelia se paró para despedirse.

-Quería agradecerte por este maravilloso tiempo que pasamos juntos, gracias por permitirme estar a tu lado y gracias por enseñarme tanto.  Si algún día quieres hablar, tomar un café, o simplemente verme llámame que allí estaré.-

Amelia lo abrazó y le agradeció por haberla amado de la forma en que lo hizo, por haber estado a su lado cuando estaba más frágil, por haberla hecho tan feliz durante el tiempo que estuvieron juntos.  Se despidieron con un tierno beso enjuagado en lágrimas y Diego partió.

Realmente había sido una muy bonita relación, llena de comprensión, amor, apoyo y entrega, una de esas que es muy difícil encontrar en estos tiempos de privación sentimental y relaciones vacías.  Había sido breve pero eso no le restaba importancia ni encanto.

El sol nacía a un nuevo día iluminando a las dos amigas como diciendo "todo estará bien, siempre hay una nueva oportunidad de reiniciar y reintentar" y Amelia planeaba hacerlo, planeaba dedicarse a construir su propia vida, su propia historia.

Durante 1 año Amelia había estado intentando reconocer a la mujer que se reflejaba en el espejo.  Tomó terapia, probó diferentes aficiones, algunas quedaron atrás, otras seguían siendo interesantes, cambió de imagen, consideró cambiar de carrera pero llegó a la conclusión de que le gustaba su profesión.  Se dedicó a probar nuevas experiencias, conocer diferentes sitios, nuevas personas, nueva música, en fin una nueva vida y todas sus posibilidades.  Poco a poco había ido descubriendo quién era Amelia, qué le gustaba, que la movía y qué hacía vibrar su corazón de emoción.  Había sido todo un año de introspección y descubrimientos.

Un día se levantó con el deseo de visitar nuevamente la cafetería que frecuentaba con Rodrigo, en donde conoció a Diego.  La había evitado por mucho tiempo por las historias que evocaba pero ese día quería estar allí.

Se sentó a observar a las personas que pasaban por la calle, unos con prisa para llegar a alguna parte, otros con la mirada perdida sumidos en sus propios pensamientos y problemas, muy pocos disfrutando del escenario.  De pronto un golpe en el hombro la sorprendió.

-Disculpa, ¿Podrías prestarme el periódico si ya no lo estás utilizando?- susurró Diego con una sonrisa en los labios.


Fin...



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⏰ Última actualización: Aug 02, 2019 ⏰

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