Capítulo VIII - La Sociedad

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Amelia no supo qué contestar. Aceptar ser su novia y decirle que lo amaba era una cosa, pero conocer a sus padres, otra muy distinta. Pensó que el inmiscuir a terceros en la relación podría deteriorarla y hasta terminarla. Después de todo no era una relación convencional, era una mujer de 32 años, divorciada siendo "novia" de un chico de 22 años todavía estudiante. Nada sonaba más ridículo.

-Lo siento, yo también te amo pero conocer a tus padres en este momento es algo que no puedo hacer, es demasiado pronto.-

Diego hizo un gesto de desconcierto y molestia, pero después de reflexionarlo por unos minutos aceptó la respuesta de su amada.

-Está bien, respetaré tu decisión pero la invitación sigue en pie, solo déjame decir que nuestro amor y nuestra relación son exactamente igual a otras, si lo que piensas es lo que las personas dirán no debes preocuparte por eso, mientras tú y yo seamos felices lo que los demás digan no debe importarnos.-

Sin embargo esa respuesta no hizo que Amelia cambiara de parecer. Tal vez en algún momento conocería a la familia de Diego, y él conocería a su familia, pero no ahora, no tan pronto, eso significaba correr antes de aprender a caminar, pensó. Algún día ella tendría el valor de gritar a los cuatros vientos su amor por Diego sin pensar en las consecuencias, sin dejar que la sociedad estigmatizara su relación, pero para eso ella debía estar preparada.

Esa noche Amelia se reunió con Fátima y su grupo de amigas. Durante la cena les contó lo que estaba pasando con Diego. Solo Fátima sabía de su relación. Cuando terminó de hablar ninguna de ellas dijo nada, todas estaban boquiabiertas después de escuchar el relato. Alexa decidió romper el silencio. Alexa era una de esas personas que no podían alegrarse del bien ajeno. Ella estaba casada desde hacía diez años, tenía dos hijos y era una absoluta narcisista. Su matrimonio, como muchos matrimonios de la alta sociedad, estaba lleno de engaños, discusiones, desamor y frivolidad. Desde hacía cinco años Alexa sabía que su esposo le era infiel con muchas mujeres, pero ella en lugar de enojarse, de sufrir y llorar por esas infidelidades había decidido voltear a ver al otro lado y disfrutar del estatus y la vida de superficialidades que su esposo podía proveerle.

-Amelia ¿qué estás pensando? ¿Escuchas lo absurdo que suena lo que dices? Sé que lo que Rodrigo te hizo te dejó muy mal, pero no puede ser que estés pensando en tener una relación formal con un joven de 22 años. Puedes disfrutar con él, llevarlo a tu cama las veces que quieras, utilizarlo como una transición mientras conoces a alguien más acorde a tu edad y tu posición en la sociedad, pero no puedes pretender que tendrás un final de cuento de hadas con él.

Así era Alexa, un vampiro emocional, alguien que cuando ve o percibe que alguien más es dichoso y está feliz con su vida, drena toda emoción y alegría de esa persona haciéndole ver los riesgos, errores y defectos que tiene.

Fátima no se quedó callada, se molestó muchísimo al escuchar las palabras que le decía Alexa a Amelia y le contestó: -Te parece mal lo que está haciendo Amelia pero te parece normal el soportar las vejaciones y engaños de tu esposo. A mí me parece muy valiente el paso que está tomando Amelia, desde que está con Diego es una mujer totalmente distinta a la que era cuando estaba con Rodrigo. Está feliz y enamorada de un hombre que la ama y la respeta de igual manera, la edad es algo que no debe ser impedimento para una relación. Si ellos disfrutan su romance y quieren llevarlo al próximo nivel es algo que no te interesa a ti ni a mí. Al contrario, deberías sentirte feliz porque la que dices que es tu amiga se siente plena e ilusionada nuevamente, o ¿es que ya se te olvidó que es sentir felicidad?.-

Amelia, Alexa y las otras chicas quedaron estupefactas al escuchar la respuesta de Fátima. Alexa sintió rabia por lo que le había dicho y como no podía contradecirla decidió retirarse. Amelia agradeció a Fátima el que la hubiese defendido pero no podía dejar de pensar en las palabras venenosas que había dicho Alexa.

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