Capitulo 2

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Habían pasado tres días después de la llegada de Pequeño Tierno al clan. Ya había conocido a todos los gatos del clan,en especial a sus compañeros de la maternidad. Flor Nocturna dijo que se encargaría de dar leche al cachorro,e hizo amistad con Pequeña Siamés y Blanquillo,que eran los hijos de la reina negra. Pero Pequeño Tierno tenía una profunda confianza especialmente en Pequeña Marrón,después de todo ella lo salvó de varias heridas profundas y de morir de hambre. Además,lo invito a unirse le al Clan de las Nubes. El era un gran cachorro,era tal vez un poco tímido,pero sin duda el era un gato maravilloso. Cada vez que Pequeña Marrón lo observa jugar y caminar con delicadeza,sentía ese fulgor de admiración en las orejas,al igual que el extraño picor de sus zarpas. Era simplemente espectacular. Pero bueno,cualquier gato miraría admirante a Pequeño Tierno debido a que un gato hijo de proscrita,se le notara tanto que ya había lealtad en ese dulce corazón. Pequeña Marrón estaba sentada,viendo como jugaban sus compañeros sin ella. Sintió una punzada de tristeza,ya no podía hacer nada. Solo esperar a ser una aprendiza con las tres lunas que le quedaban en la maternidad. Puso la cabeza arriba de las patas,sintiéndose rendida ante la idea de poder pelear con sus amigos,cerrando los ojos. Justo cuando los cerró,sintió una zarpa pinchándole el omoplato. Era Pequeña Siamés. Una hermosa gata que le hacía mucho honor a su nombre y tenía unos auténticos ojos azules. —Te gustaría jugar?— maulló mientras atrás de ella,Blanquillo derribaba a Pequeño Tierno contra el suelo. Era muy raro que le ofrecieran jugar,pero la gata siamés nunca se había negado a pelear con Pequeña Marrón,así que no rechazaría la oferta. Ella asintió con un murmullo emocionado y avanzó hasta donde estaba Blanquillo. Se agazapó y se lanzó contra el gato,quien la esquivo y le dio un zarpazo inofensivo en el bíceps. Ese gato blanco era bueno para pelear,sabiéndose que era un cachorro. Ella volvió a saltar sobre él y con más rapidez,hasta que logró derribarlo sacando nubecillas de polvo. Pero una figura beige la arrastro por el suelo cuando la empujo fuertemente haciendo que Blanquillo se liberará. Pequeña Siamés miro a su hermano horrorizada,y corrió hacia el con incredulidad. —¿Estás bien?— maulló la gata restregando su hocico en el costado de su hermano. Después de revisarlo,volteó hacia dónde estaba Pequeña Marrón. —Se ha herido. Pequeña Marrón,¿has sacado las garras?— al mirar sus patas con mucho miedo,vio que una de sus zarpas estaba desenvainadas. Tragó saliva con culpabilidad y asintió con un gesto avergonzado. —No pasa nada. No me rasguño,solo lastimo un poco mi garganta,es todo.— maulló Blanquillo con confianza pura en Pequeña Marrón. —Lo siento...— gimió Pequeña Marrón. No sabía que había pasado. Si quería ser una guerrera,tenía que aprender a controlar ese fuerte carácter. Salió de la maternidad corriendo y Pequeño Tierno pisándole los talones. Fue atrás de la guarida de los aprendices,en donde se sentó desganada. Cuando Pequeño Tierno fue con ella,se sentó a su lado y restregó el hocico con la mejilla de Pequeña Marrón. Enserio quería a su amigo. Ninguno de los otros iría con ella a consolarla. —Yo no debería jugar con mis amigos,¿verdad?— Pequeña Marrón se tumbó en el costado de su amigo. El la miro con un fuego de furia en sus ojos azules.—¡¿acaso crees que por ser grande no puedes hacer algo con los pequeños!? ¡Eso es mu ridículo,Pequeña Marrón!— ella soltó un suspiro y la furia en los ojos de Pequeño Tierno se apago. —Tal vez sea ridículo,pero lo es...— maulló con tristeza. No quería lastimar a sus compañeros. Tal vez no le saco sangre a Blanquillo,pero lo había lastimado. Eso era seguro. De pronto,la atenazó un horrible pensamiento. ¿Y si no la dejaban ser una aprendiza por su comportamiento?,¿qué tal si le dijeron a su madre y a Flor Nocturna?,¿habría pasado una desgracia? Por un momento le habría gustado haber abandonado el campamento y volverse proscrita. Pero no haría eso,ella siempre tendría en su corazón una profunda lealtad al Clan de las Nubes. Y nada le impediría que esa lealtad cayera como una urraca perdiendo sus alas. No,de eso nada. Se miró las patas lastimosamente y una bola de pelo blanca la hizo levantar la mirada. Blanquillo se sentó junto a ella y la miro con ojos comprensivos. Pequeño Tierno empezó a lamerle las orejas para quitarle la angustia. —No pasa nada,sigamos jugándolo— maulló su compañero blanco con ánimo. Se retiró de ahí esperando que ella lo siguiera,y lo hizo. Estaba mirando al suelo con la cola caída,con el normal destello de sus ojos apagados. Pequeño Tierno también fue con los dos cachorros pero se quiso quedar al lado de su amiga. Al entrar a la maternidad,Pequeña Siamés la miro. No sabía si en sus ojos había furia o solo seriedad,pero sabía que la disculparía por lo que hizo accidentalmente. —No te preocupes—ronroneo la gatita marrón claro —Eso sí!— maulló divertida —si no fuera un accidente,¡te arranco las orejas!— chillo a modo de broma,e hizo un movimiento con la cabeza para indicar que siguieran jugando.
Habían jugado,y Pequeña Marrón pudo controlar mejor su dura fuerza. Pero no pudo evitar sacar un gruñido feroz cuando Tormentillo se les había acercado a hablar mal de los movimientos de lucha de Pequeña Marrón. Él siempre se metía en lo que no le importaba. Era un cachorro tonto y cruel con los demás,era seguro que con quien solo era amable era con su hermana. Al pensar en eso,Pequeña Marrón sintió una punzada de melancolía. Ella no tubo ni un hermano o hermana. Se imaginó lo increíble que sería tener a alguien con quien poder cazar,alguien que pudiera jugar con ella,alguien a quien decirle cerebro de ratón a modo de broma,alguien con quien compartir la sangre que corría por sus venas,alguien que de verdad la comprendiera con el corazón. Tormentillo tenía a Nubecilla y Pequeña Siamés a Blanquillo,además Pequeña Rosa a Enroscado,pero ellos no eran hermanos de camada. Pero recordó que había alguien que tampoco tenía hermanos,o tal vez tubo. Pequeño Tierno no tenía,al menos no en el clan. Pequeña Marrón siempre se sentía aliviada de que el la pudiera entender,él era único en su vida,y desde que lo salvó,se creó en ellos más que una amistad. Apartando eso de su mente,exclamó —Ojalá ya seamos aprendices! Se imaginan ser un gran líder?— los ojos de sus amigos resplandecían,como si quisieran llegar a tener la oportunidad de ser lugarteniente y la suerte para llegar a ser un líder. —Si yo fuera líder,haría que mis guerreros desterraran a Tormentillo hacia un poblado de ratas!— bromeó,y el cachorro gris le lanzó una mirada asesina a Pequeña Marrón,aunque a ella no le importo. Blanquillo maulló ansiosamente —Hablando de ratas,vamos a comer algo. Muero de hambre!—
Después de que compartieran un enorme conejo,Pequeña Marrón estaba acostada con sus amigos. Abrió los ojos y estaba afuera del campamento,pero todo era sombrío. No había estrellas,ni siquiera la luna brillaba. El cielo estaba marcado de un rojo sangriento,y la oscuridad y neblina no desaparecían. Entre toda la niebla logró ver la silueta de un gato a solo un par de colas de distancia. Se preguntó quién era,era un gato muy familiar. En cuanto estaba a punto de reconocerlo alguien le empezó a lamer las orejas y abrió los ojos de nuevo. Pequeño Tierno estaba con ella—te he visto muy tranquila al dormir—maulló—pensé que estabas soñando muy bien— los rayos del sol estaban tras Pequeño Tierno cegando a Pequeña Marrón. — Bueno...—  se preguntó si podría decirle a Pequeño Tierno su sueño. Pero se dijo que hasta que supiera quién era el gato se lo diría —¿Cómo lo supiste? Me lees la mente Pequeño Tierno! Eres genial.— el gatito gris agito las orejas y se vio un poco tímido. Se miró las patas temblando y con una pequeña sonrisa. Pequeña Marrón se preguntó qué pensaría el cachorro. Pero eso no era tan importante.

 Pero eso no era tan importante

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Los Gatos Guerreros #1 -la unión de los clanes- :el líder domésticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora