"Sabes qué nunca haría nada para lastimarte, ¿Verdad?" Pregunta Louis, pero su voz sostiene una promesa "Porque te amo Harry, solo deseo protegerte."
"Lo sé, lo sé" Balbucea Harry dando un paso hacia adelante, sus manos a los lados de su cabeza y la...
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La matanza de los inocentes Paul Peter Rubens Técnica: Óleo (142 cm x 182 cm.) Museo real de Bellas Artes, Bruselas (Bélgica)
22 de noviembre 2012, algún lugar del mundo 14:00 horas
Louis tiene el control, lo tiene en lo absoluto. Por supuesto, que si. Sólo que no entiende como llegaron hasta aquí, bueno, en realidad si.
Se supone que serían tres días, pero luego una semana conviviendo Harry le rogó quedarse un poco más por lo asustado que estaba y tras un mes Harry ya sabía suficiente como para mandarlo bastante tiempo tras las rejas pero en lugar de eso escogía seguir a Louis como una especie de cachorro emocionado en busca de aprobación.
Y no es que Louis desee librarse de alguna forma de él. Se ha encontrado en su lugar a si mismo dejando al niño revolotear a su alrededor.
Se entienden de una forma curiosa, como si toda la vida las piezas del rompecabezas hubieran estado vagando por el universo hasta que ambos las hicieron encajar y de pronto todo se siente en extremo natural.
Y es bastante surreal los primeros meses si se detienen a pensarlo, ver sus fotografías en la televisora y a todo el mundo reuniéndose para atrapar a un homicida que ha decidido quedarse al hijo de sus víctimas. Un pobre niño de brazos delgados que más de una vez despierta a Louis golpeando la puerta de su habitación para preguntarle si puede dormir a su lado porque tiene demasiado miedo de que alguien llegue y lo aparte de su lado.
Pero al final la policía olvida, y el gobierno también, las noticias, y las personas que juraban que no descansarán hasta encontrarlos en algún punto deciden que Harry probablemente ya está muerto así que cierran el caso y lo convierten en un número más de las estadísticas.
Hasta ahí todo bien, Louis intenta introducir el tema de regresarlo a la civilización más de una vez, pero nunca tiene el coraje suficiente para realmente obligarse a soltar la mano de Harry y dejarlo ir. Y bueno, tampoco es que Harry desee hacerlo. Cuando decidieron que esto duraría más de lo esperado no tiene fecha solo... sucedió. Louis comenzó a acostumbrarse a compartir su cama y lo demás, Harry se convirtió en una constante.
Él lo sigue deleitado, con las mejillas enrojecidas y sus verdes orbes brillantes. Lo mira en silencio cuando cree que no se da cuenta, se pega a su cuerpo como un crío nervioso, camina con las puntas de los pies para no molestar a Louis y es una criatura curiosa, escondiéndose en el pecho de Louis cuando tiene miedo, pregunta demasiado, eso sí. Pero escucha cada respuesta como si fuera un sermón religioso.
Louis es lo bastante inteligente como para no hablar de cosas exactas si decide abrirse, pero callar sensaciones no es tan fácil. Le habla a Harry de el golpe de adrenalina que viene con el éxito en un objetivo, de la satisfacción de ser la persona más inteligente en cualquier situación y estar siempre tres pasos adelante. Uno por precaución, otro por seguridad y el tercero por soberbia, porque puede darse ese lujo.
