—Confiesa— presioné empujando el flexo de mi cuarto directamente hacia su cara.—¡Juro que no hay nada que confesar!— gritó mi abuelo desde su sillón habitual, sobresaltado por la sorpresa de encontrarse a su nieto jugando a ser policía. Cosa graciosa teniendo en cuenta que ahora era yo el que estaba siendo interrogado.
—¡Claro que hay algo que confesar! ¡Deja de engañarme!— agité el flexo con desesperación mientras mi abuelo se acurrucaba en una esquina del sillón— ¿Si no como explicas que mi padre no sabía nada de la misión del otro día? Eh? Eh?
—¡¿Luca se ha enterado de la misión?!— contestó mi abuelo palideciendo— ¡Eres un lengua larga!
—¡No se ha enterado pero yo te he pillado!— alcé los brazos, triunfal, con una expresión digna de un meme de Elmo.
—Eres bueno, chico, demasiado bueno— me miró con los ojos entrecerrados y me hizo una señal para que me acercase, con suma discreción, como si me fuera a desvelar el mayor secreto del universo—Pero así no puedes interrogar a un delincuente.
—Abuelo, tu eres un delincuente— alcé una ceja, no muy convencido con su manera de cambiar de tema.
—Pero no estoy en modo delincuente— obvió, como si fuera la cosa más evidente del mundo.
—Pero nonno, si te estabas haciendo trampas tu solo al solitario— puse mis brazos en jarras y volví a mirarlo como anteriormente, sabiendo que nada podía argumentar contra esa lógica.
—¡Deja de observarme Alessandro! ¡No soy una tele!— comenzó a agitar sus brazos al más puro estilo italiano mientras se movía desesperadamente, algo muy común cuando en mi familia se dramatizaba, en fin, que se le iba a hacer, no todos eramos como mi padre que pocas veces sacaba al italiano que llevaba dentro y normalmente estaba más serio que una patata, los demás eramos todos unas reinas del drama.
—Nonno, por favor, quiero que seas sincero— me senté en uno de los brazos de su sillón— creía que eramos un equipo.
—No hay nada Alessandro, ve a tu cuarto— sentenció, mirándome con expresión seria.
ESTÁS LEYENDO
Dressed In Black © [PAUSADA TEMPORALMENTE]
RomanceMuchos dicen que el amor es el motor del mundo, que hace la vida más bonita, que pinta de colores el cielo. En mi caso, lo único que ha pintado han sido cicatrices en mi corazón, que aún hoy en día, cuatro años después, no soy capaz de borrar. Y lo...