Capítulo 1

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Es increíble que haya transcurrido ya un año y todo en la mansión se ve igual que antes, me alegra saber que el futuro de mis Pokémon está a salvó aquí dentro, o bueno, por lo menos el de la mayoría.

Empezar un nuevo día no es fácil y mucho menos cuando el ambiente en tu hogar está lleno de energías negativas. Eso mismo ocurría en la habitación de los Eevee's, mis preciosos Pokémon, adorados por todos en mi mansión, sufrían discusiones constantemente en el hogar. Ayer fue por quién debería haber votado la basura, anteayer por dejar la canilla fría abierta mientras se bañaban, y hoy se está esperando otra discusión por Eevee y sus caprichos. Sería un grave error decir que todos discutían cuando en realidad sólo dos hermanos eran los causantes de cada disputa. Si, así es, han adivinado, Umbreon y Vaporeon. Todos los días peleaban por cualquier tontería que pase en la casa.

El papel de las demás hermanas en el hogar quedaba reducido a simplemente existir en él. Desde una Espeon muy depresiva, debido a su reciente ruptura con Umbreon, que pronto les hablaré de ello, hasta una Eevee que quería que todo sea como ella quiera. Vaya vida la de las muchachas.

Las demás, Leafeon, Glaceon y Flareon, rodaban los ojos a la hora de los percances entre ambos hermanos mayores.

Pese a no participar en las discusiones, todas en esa casa se ponían del lado de alguno de los hermanos mayores; Leafeon, Eevee y Glaceon siempre le daban la razón a Umbreon, mientras que por su lado, Flareon y Espeon se la daban a Vaporeon. Era curioso ver a Espeon Apoyar a la pez de agua salada luego de tantos enfrentamientos.

Y así podría continuar todo el día contando la historia de estos hermanos que ...

Ursaring 1: Diosa, tengo que ir al baño - levantaba la mano.

Diosa: Agh, estaba dando un buen relato de lo que me pareció a mi todo este tiempo en la mansión

Ursaring 2: pero diosa, solo está hablando de los Eevee's otra vez, ayer hizo lo mismo. Además, Garchomp se durmió de nuevo.

Diosa: genial, con ustedes no se puede hablar. Váyanse... - los 3 Pokémon se fueron dejando sola a la deidad.

"Solo paso un año, en un año una familia se puede deshacer completamente, uhm, quien lo diría. Si la madre responsable estuviera aquí sería diferente... Bah ¿qué dije? ¿Madre responsable? Quise decir; Madre irresponsable."

La diosa camino por los pasillos en busca de su pequeño Riolu, un pequeñín que necesitaba ánimos en estos momentos, se sentía muy triste por no poder evolucionar a Lucario pese a su notable esfuerzo por conseguirlo.

El pequeño Pokémon del tipo lucha estaba sentado en el sillón de la diosa mirando las brasas ardientes de la fogata que había en la chimenea de la habitación del Riolu, ella se acercó lentamente hacia él pensando en que decirle.

Riolu: - Tenía una espada en la mano, la observaba con mucha curiosidad.

La Diosa al verle con aquel objeto punzante en la mano se asustó mucho, corrió hasta él para darle una patada en las manos, quitándole la espada de las mismas. Sin duda, la exageración más grande de la historia.

Diosa: ¡Niño! ¿¡Qué hacías con eso!?

Riolu: ¡Solo la estaba viendo! - se sobaba las manos por el golpe.

Diosa: ¿Si? Uy, lo lamento, es que ese artefacto no es un juguete.

Riolu: Ya lo sé, los humanos lo usan para matar a otros humanos en las películas de acción...

Diosa: - tomo a Riolu en sus brazos - Pequeñín... ¿Cómo te encuentras?

Riolu: Mejor que ayer - beso la mejilla de la Diosa y se acurrucó en sus brazos.

Mansión Pokémon 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora