Luego del corte que sufrió Julio en su mentón, la Diosa optó por sanar su herida, regenerando la piel por completo gracias a su magia divina. Esto solo sorprendió aún más al humano, maravillado por los poderes de la Diosa.
Pasada la noche, la deidad ya tenía listo el equipaje para el regreso a la mansión a primera hora. Las maletas ya estaban cargadas en el carruaje, solo faltaba meter al zorrito en él.
El Pokémon se encontraba durmiendo en la habitación de la Jolteon, junto a ella en su cama.
La pobre tipo eléctrico padecía de insomnio por la presencia de su hermano, le asustaban los anillos del cuerpo de su hermano, estos por las noches solían brindar un brillo tenue. Como era habitual por las mañanas, al despertar el mayor, la Jolteon saltaba de la cama al suelo.
"No puedo tener una hermana normal. . ." Pensaba por dentro el macho de la familia.
Diosa: Leafeon es la más normal de todas, a mi parecer. - interrumpió saliendo de las sombras.
La repentina aparición de la Diosa termino por asustar a la Jolteon que yacía en el suelo, provocándole un preinfarto del susto.
Diosa: Ups. La asusté. - observo a la exhaltada Pokémon. - Bueno, ahora no importa. Nos debemos ir, Umbreon. Mira la hora, mira.
La Diosa saco un reloj de gran tamaño que llevaba en una maleta; una maleta especial para ese reloj. Colocó el reloj frente a Umbreon para que aprecie la hora.
Diosa: Adoro mi nuevo reloj, mira, marca la hora de irnos. Vamos, sal de esa cama, Umbreon pulgoso.
Ella hablaba tan rápido y sin pausas, al pobre zorrito le dificultaba comprender
sus palabras.Umbreon: Me encuentro en ello, Diosa. . . - dijo aferrándose más a la almohada.
Ella se sentó en la punta de la cama y posó su mano sobre el lomo del Pokémon
Diosa: Supongo que tendré que dejarte dormir un poco más.
Resignada por la flojera de su Pokémon, centro su atención en la Jolteon que aún estaba en el suelo, con el rostro oculto, su cuerpo temblaba desde sus patas hasta la punta de sus orejas. El miedo irracional se apoderaba de la Pokémon amarilla. Por ello, la Diosa, se acercó con cautela a la Pokémon, no quería recibir una descarga y responder con un golpe fatal para la tipo eléctrico. Se encontraba a pocos centímetros de la hermana menor de su Umbreon, posó su mano en la cabeza de la niña y logro que la Pokémon eleve su mirada a sus ojos, con solo verla unos segundos, la Jolteon, sintió una gran calma en su interior.
Diosa: No temas, no te haré daño. - sonreía con calidez.
Levantó el sumiso cuerpo de la tipo eléctrico y lo llevo hasta su pecho, había calmado por completo a la criatura.
Diosa: No está tan mal ¿Cierto? - acariciaba la mejilla de la Pokémon.
Esta, en respuesta al afecto que recibía, cerro los ojos y sonrío disfrutando de los mimos que la Diosa tenía para ofrecerle, por lo menos hasta que despierte su Pokémon.
Y así estuvo una buena hora, acariciando a la Pokémon hasta que Umbreon decidió abrir el ojo y despertar de una vez.
Diosa: ¿Por qué no lo lleve contra su voluntad a la carroza y ya? - se preguntaba en voz alta.
La Pokémon que llevaba en brazos se alteró al ver a Umbreon estirarse, intento bajar de los brazos de quién la cargaba pero todos sus intentos fueron en vano, nada sale de las manos de la Diosa.
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Mansión Pokémon 2
De TodoUn años después de la fiesta de fin de año que aconteció en la primera parte del libro, la vida en la mansión siguió siendo la misma; tranquila y libre de preocupaciones. Bueno, eso no fue tan así para todos. Las Eeveelutions pasaban una crisis fam...