iniciación

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Nota: Fotito de nuestra hermosa protagonista

Narra _____

Caminaba con una lentitud medida, saboreando cada paso que daba en dirección a mi lugar de trabajo.

El sol de aquella mañana era implacable, derramando su resplandor sobre Hell's Kitchen, como si quisiera derretir cada rincón de ese bullicioso vecindario. Con una mano en alto, me esforzaba por proteger mis ojos de su intensa luz, la cual se filtraba a través de los edificios.

Con una taza humeante de café entre mis manos, me adentré en la comisaría, siendo recibida por el amable rostro de Mahoney, quien organizaba meticulosamente sus pertenencias sobre el escritorio. Nuestros saludos eran más que un simple intercambio formal; reflejaban el compañerismo y respeto que habíamos construido a lo largo de los años.

Brett era el único oficial en este sitio con el que había logrado establecer una conexión más allá de lo laboral. Era una persona confiable en todos los aspectos, alguien en quien podía apoyarme sin reservas.

Dejé mi taza de café en el escritorio, tomando asiento frente a mi computadora. Mis ojos se desplazaron rápidamente por los formularios e infracciones que había registrado junto a Mahoney el día anterior, en una de las calles no muy lejos de allí. Sin embargo, mi atención fue desviada en un instante al escuchar la inconfundible molestia en la voz de mi compañero.

-Santo Dios, apenas son las 9:00 A.M y aquí estás para romperme las pelotas, Foggy Nelson-exclamó Brett. Una risa amenazaba con escaparse de mis labios al ver la expresión ofendida en el rostro de Foggy ante las palabras de aquel hombre.

-Cálmate, Brett. Solo vengo a saludar a mi amiga. Y por si no estás al tanto, soy un alma caritativa que debe llevar a mi amigo ciego a visitar a su hermosa novia. Que tengas una buena mañana-. Foggy, con un toque de burla en su voz, se dirigió hacia Brett, dejando en claro que no se dejaría intimidar.

Conocía a Foggy desde hace muchos años, mucho antes de conocer a Matt. Nuestro vínculo se había formado en la infancia, cuando solíamos frecuentar la carnicería donde trabajaban sus padres. Siendo de la misma edad, nuestra amistad se había forjado rápidamente.

Jugábamos como dos soldaditos audaces, inmiscuyéndonos en problemas y desafiando las reglas. Éramos unos verdaderos rebeldes..claro que sí.

Pude notar cómo Matt caminaba a mi lado, meciendo su bastón con destreza hasta que dio un pequeño golpe contra mi escritorio. Mi sonrisa se amplió al verlo, una expresión que había permanecido en mi rostro desde que noté su presencia en aquel lugar.

-Tantos años sin vernos, linda. Necesito mi recompensa por traer a tu Romeo hasta aquí-.dijo Foggy, soltándose del brazo de Matt y apoyándose un poco en mi escritorio mientras extendía su mano en mi dirección. Suspiré antes de reír, mientras buscaba mi tarjeta para el café. Después de darle el pase a Foggy, este hizo un gesto de despedida con las manos y se dirigió hacia la máquina de café más cercana. Para ser honesta, el café aquí era un asco..pero a Foggy le encantaba.

-Hola, guapo- Me levanté de mi asiento y me acerqué a Matt, depositando un suave beso en la comisura de sus labios.

-Hola, nena.- Una sonrisa se dibujó en sus labios, provocando que repitiera mi gesto. Suspiré mientras me alejaba un poco de él, tomando algunos de los informes que estaban sobre mi escritorio.

-¿Ya cotizaron con Foggy los nuevos precios para su estudio?- pregunté, curiosa por saber cómo iban los planes de abrir su propio bufete de abogados.

-En realidad, creo que en una hora más nos reuniremos con alguien para discutir un precio bastante considerable por un espacio. Pero sabes que necesitamos tu ayuda- respondió, meciendo su bastón contra su pecho.

EUPHORIA | MATT MURDOCKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora