Narra ____
Si no hubiera reconocido de inmediato aquella voz familiar, Matt podría haber sido herido gravemente. Murdock retiró lentamente su mano de mi boca, y un suspiro de alivio escapó de mis labios. La presencia reconfortante de Matt en ese momento me brindó una breve calma inexplicable, pero no tardé en darme cuenta de que algo no estaba bien. El persistente llamado a la puerta no cesaba, y la tensión volvía a apoderarse de nosotros.
-Es Karen quien está afuera-susurró Matt en un tono suave, lo suficientemente bajo como para que solo yo pudiera oírlo.-Se irá pronto. No es necesario abrirle.
Giré lentamente hacia él, mis ojos se encontraron con su figura. Fue en ese momento cuando pude notar que Matt estaba malherido. La máscara improvisada que cubría su rostro fue retirada cuidadosamente, revelando su rostro con mayor claridad. Nuestros cuerpos estaban increíblemente cerca, y Matt sostenía mis muñecas con firmeza, evitando cualquier movimiento que pudiera delatar nuestra presencia en el apartamento.
Sus manos acariciaban mi piel suavemente, transmitiendo una conexión profunda y un consuelo silencioso en medio de la incertidumbre y el peligro que nos envolvían. Cada roce de sus dedos parecía tener el poder de disipar el miedo y la ansiedad que nos embargaban, reflejando una complicidad que trascendía el lenguaje verbal.
Nos sumergimos en un silencio absoluto, nuestras respiraciones controladas y nuestros sentidos alerta, esperando pacientemente a que Karen finalmente se alejara del lugar. Durante esos momentos de tensa espera, mis ojos se posaron en el rostro maltrecho de Murdock, observando con preocupación las heridas que cubrían su rostro.
La sangre fluía sin cesar de su nariz, y su piel mostraba cortes profundos y magulladuras que evidenciaban los duros enfrentamientos que había tenido. A pesar de la gravedad de sus heridas, noté que su atención se desviaba hacia algo más, como si estuviera concentrado en una situación ajena a nuestra presencia en el apartamento.
Intrigada por su comportamiento, no pude evitar fruncir ligeramente el ceño, buscando comprender qué estaba pasando. En un susurro, murmuré:
-¿Qué estás haciendo?
-Va en la segunda escalera - mencionó en un tono enigmático, sin proporcionar más detalles.
Sus palabras solo aumentaron mi desconcierto, y no pude contenerme de expresar mi perplejidad.
-Eres raro, Murdock..
Ante mi comentario, soltó una suave risa, como si mis palabras hubieran sido un destello de normalidad en medio de la adversidad.
-Soy un caso perdido, ¿verdad? - dijo en tono burlón, pero había un dejo de tristeza en su voz.
Finalmente, Murdock tocó con cuidado su costado herido, soltando un leve quejido de dolor. La expresión en mi rostro se tornó más grave y me acerqué rápidamente a él, preocupada por su estado.
-Deberías dejar que te revise esas heridas. No puedes ignorar tu propio bienestar, Matt - le dije con voz firme, pero llena de preocupación. Me dispuse a caminar hasta el cuarto de baño, buscando el botiquín que guardábamos en el armario. Mis pasos eran cansados y pesados, reflejando el agotamiento acumulado en mi cuerpo. Tomé el botiquín entre mis manos y regresé al salón, donde Murdock ya se encontraba de pie, a medio camino de la sala.
Murdock se deshizo lentamente de su camiseta, con dificultad y con gestos de dolor, antes de tomar asiento con cuidado en el sofá. Siguiendo su ejemplo, tomé asiento junto a él.
Abrí el botiquín y preparé los elementos necesarios: algodón y alcohol para limpiar las heridas. Tomé unos segundos para asegurarme de tenerlo todo listo, procurando hacerlo lo más rápido posible sin descuidar la atención y el cuidado necesarios. Una vez preparada, me acerqué a Matt con suavidad.