Frisk estaba absolutamente aterrorizada en este punto,pero se negó a dejar que lo notaran. Luchó constantemente mantener surespiración bajo control, y su corazón errático latía mientras el autocontinuaba conduciendo por las calles de Ebbot. Al principio, Frisk se enfocóen las direcciones en que el auto viraba mientras trataba de crear algún tipode mapa mental, pero después de los primeros minutos de manejo se hizo evidenteque Papyrus estaba haciendo giros incorrectos deliberadamente y dando vueltasen círculos para confundir y desorientar a cualquiera que los siguiera. Era unconductor horrible. De cualquier forma, Frisk ya estaba completamente perdida alos cuarto de hora. Frisk que su posición actual no era nada favorable y teníapocas esperanzas de escapar en este punto, pero a medida que el auto avanzaba,fortaleció su resolución. Si estos monstruos realmente tenían la intención de delauto sacarla, no iba a facilitarles la tarea. La próxima oportunidad quetuviera, iba a correr como el infierno y arrojar las precauciones al viento. Nole importaba si terminaba siendo baleada, eso sería mucho mejor en comparacióna que estos matones la acabaran de la manera en que pretendían sus términos.Este era la última esperanza que le quedaba.
Después de unas pocas horas más de viaje, el vehículo finalmente se detuvo lentamente. Papyrus apagó el motor y Frisk escuchó los chasquidos de los pestillos del seguro cuando se abrieron las puertas. Sintió la mano huesuda de Sans engancharse debajo de su brazo sacándola bruscamente de su lugar. Mantuvo una de sus manos asegurándola sobre su espalda, bien ubicada entre los omóplatos mientras la empujaba hacia adelante.
"Nada de más juegos, niña". Advirtió como si pudiera ver las tuercas y engranajes girando en la mente de Frisk, intentando idear un plan de escape.
Aunque Frisk no podía ver, prestó mucha atención a la información que sus otros sentidos le proporcionaban, en el afán de hacerse una idea de a dónde la habían llevado. Por lo que podía oír, estaban en algún lugar fuera de la ciudad, era demasiado tranquilo, también había un sonido distintivo de agua fluyendo cerca. Un olor a sal y óxido impregnaba sus fosas nasales cuando la llevaban por un suelo de concreto muy mal mantenido, estaba lleno de grietas y baches con los que Frisk tropezaba a cada momento. ¿Un muelle de carga quizás, o un patio de embarque? Frisk intentó pintar una imagen de los alrededores en su cabeza.
Pronto llegaron a una puerta, y Frisk fue guiada hacia el interior de un edificio. La temperatura era mucho más cálida que en el exterior, y el suelo irregular bajo sus pies, se convirtió en tablas de madera. Podía distinguir voces tranquilas que hablaban casualmente al otro lado de la habitación. De pronto un olor a humo de cigarro y alcohol reemplazó el aroma a sal marina. Las voces se callaron al darse cuenta de la presencia de los esqueletos y la humana. No pasó un instante antes de que Frisk oyera un pesado par de botas marchar hacia ellos.
"¿Quié es esto?" Exigió una voz femenina agresiva.
"Una amiga de Mittsy". Respondió la voz de Sans. "El jefe la quiere conocer".
La mujer enojada, parecía haber cambiado de postura cuando escuchó las botas anclarse firmemente en el piso justo en frente de ella.
"¿Por qué quiere el jefe tener algo que ver con una humana apestosa?" Preguntó mujer enojada escupiendo su tono lleno de acusación.
"No tengo idea, él es el jefe". Sans respondió fríamente. "Yo solo sigo sus órdenes".
La mujer guardó silencio por un momento, pero se negó a apartarse de los esqueletos.
"Papyrus. ¿Está diciendo la verdad?" Preguntó.
El esqueleto más alto se aclaró la garganta por detrás de Sans.
"¡POR SUPUESTO UNDYNE, MI HERMANO NUNCA TE MENCIONARÍA!" Declaró en defensa de Sans.
"Lo dudo." Respondió Undyne casi para sí misma.
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Buena Comida, Buenos Amigos, Malas Risas
FanfictionLas calles estaban tranquilas en Undercity, apenas había amanecido. El cielo que se iluminaba lentamente arrojando mechones naranjas y rosas sobre los adoquines, manchando los cristales de la ventana de una ciudad dormida, la señal que revelaba el a...