Simples, pero efectivos movimientos.

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Sinceramente, nunca me esperé esto.

Nunca esperé encontrarme con unos de mis actores favoritos o directamente con un artista famoso. Tengo muy mala suerte en esas cosas y que me pase, es demasiado bueno para ser cierto. Es un sueño para mi, una alucinación, una ilusión, soñar despierta, como quieran llamarlo.

  Me siento con suerte, por una vez en mi vida. Sin embargo, constantemente tengo un mal sabor de boca y no sé porqué. Seguramente, debe ser por los comentarios que recibía todo el tiempo.

  Cambiando de tema rotundamente, me sentía emocionada, exaltada, ansiosa y feliz. En mucho tiempo, ninguna persona se había acercado a mi y, por más que yo los haya alejado, con Dylan no pude evitar no hacerlo, no sé que me pasó. Estuve pensando toda la noche acerca de eso y no me di cuenta, hasta entrar en razón de las cosas que hice y dije con él. Yo me había ido de los círculos sociales en los que me encontraba en aquella época. No entendía qué me había pasado en ese momento. Esa fue la razón por la cual me dormí tardísimo y casi llego tarde a la peor clase del mundo.

Durante el día, estuve con Dylan arreglando a donde íbamos a ir a comprar los útiles escolares. Cabe recalcar que nos encontrábamos en clases de matemática y ya habíamos terminado los ejercicios que teníamos para hacer, entonces es por eso que nos pusimos a charlar en voz baja para que no nos reten.

— Bien, entonces iremos a la librería que queda a cinco cuadras y yo llevaré el papel que escribí con todos los libros y materiales. Los libros, claramente, los compraremos en una tienda de un shopping donde voy yo a ver las cosas todos los años—. Susurré rápidamente.

  Por un momento, noté que se quedó estático, mirando un punto de mi rostro. Por lo tanto, lo llamé un par de veces, moviendo mi mano en frente de sus ojos. Después de un segundo, se estabilizó y parpadeó dos veces velozmente. — ¿Entendiste?—. Le pregunté otra vez.

— Sí, sí. Más claro que el agua—. Murmuró mientras formaba una dulce sonrisa de labios y yo asentí levemente.

  Giramos nuestras cabezas enfocándonos en la profesora, ya que había comenzado a llamar a algunos alumnos para realizar la corrección de la actividad en el pizarrón.

(...)

  Por fin terminamos la clase de matemática e, inmediatamente, metí las cosas en mi mochila. Muchos compañeros se fueron bastante rápido, lo que significaba que quedaban pocas personas en el lugar de clases.

  Me despegué de la silla, la cual no era para nada cómoda, y dirigí mi mirada a Dylan. Empecé a inspeccionarlo de arriba a abajo. Traía puesto unos pantalones negros con rayas amarillas que combinaban con el buzo que llevaba puesto. Estaba guardando su cartuchera que era la última cosa que tenía en el banco. Cuando terminó de cerrar su bolso, se paró y nuestras miradas se conectaron. Ya no quedaba más nadie en el aula, ni siquiera la maestra.

  El tiempo se detuvo.

Me encontraba estancada al lado del banco, parada como si ninguna pared, banco, silla o pizarrón existiera. Solo nosotros. Estaba pasando justamente lo mismo que ayer, con la pequeña diferencia de que había una distancia considerable entre nosotros. Sus ojos clavados en los míos, con sus orbes de chocolate que me parecían completamente encantadores. Sus labios mínimamente entreabiertos, los cuales causaban estragos en mi estómago.

  Sus pasos fueron directo a mi, en mi dirección, sin despegar su vista, siguiendo nuestro especie de guerra por ver quien desviaba la mirada antes.

  Se quedó a centímetros de mi cuerpo. No era la misma distancia que el día anterior, pero era la misma sensación, la misma emoción, el mismo sentimiento de parálisis.

— ¿Salimos?—. Su pregunta me sorprendió. Quería dar un paso enorme entre nosotros. Recién nos conocíamos, no entendía la pregunta. Yo... ¿le parecía linda? Fruncí el ceño con inseguridad.

— Em... bueno, mira. Yo te agarré cariño m-muy pronto y no quiero arruinar las cosas. Así que no sé si q-quisiera salir contigo, porque bueno...—. Los nervios se inculcaron en mis palabras y no pude evitar bajar la mirada, perdiendo la batalla, comenzando a jugar con los dedos de mis manos sin saber cómo formular una oración coherente.

  Escuché una carcajada de su parte. Levanté mi vista confundida, frunciendo mi entrecejo.— Me refería a salir del aula, no a salir como algo más que amigos—. Dejo de reír un poco, pronunciando todas esas letras, uniéndolas en palabras metidas en una oración un tanto dolorosa. Abrí los ojos como platos, dándome cuenta de la estupidez de mi parte. Un leve sonrojo subió a mis mejillas y de una forma vergonzosa le respondí.

— Oh, es verdad. L-lo, siento, soy una estúpida. No sé qué pensaba. Es más, no sé porqué pensé que te podría llegar a gustar o a atraer—. La última frase, la dije en un murmullo, no quería que me escuche. Sin embargo, me di cuenta que me oyó, porque su semblante cambió de ser divertido a serio.

  Tomó mi barbilla con su mano, levantándola en un movimiento lento. Hizo que dirigiera mi mirada a sus ojos y, como antes, fijarlos. Sus orbes mostraban decisión, seguridad y sinceridad.

— Hey, ¿por qué dices eso? Seguramente, a cualquier chico le atraerías, incluso le gustarías. No digas tonterías, Kiara. Eres hermosa, no sé quién o quiénes te hacen pensar eso, pero no les hagas caso. ¿Sí? Si no te queda claro, voy a comenzar a nombrar las cosas preciosas de ti, desde que te conocí hasta ahora—. Me sentía frágil y débil. Como vidrio al estar dentro de una caja. Como porcelana fría, partiéndose en el piso.— Tus ojos color océano, pero a la vez grises, cual tormenta de noche. Tu cuerpo es perfecto tal y como es, no te fijes en los estereotipos, ya que eres preciosa por como te ves. Sé que es difícil lograr sentirte segura de ti misma, pero te aseguro que a miles de personas les atraerías—. Hizo una pausa desviando sus ojos hacia mi boca.— Y tus labios... Dios, tus labios. Te atrapan al instante. Se ven delicados y suaves. Cualquier humano en la Tierra misma los desearía. Tu personalidad, por el muy poco tiempo que hablamos, es totalmente bella. Eres simpática, divertida, amable, buena... Y puedo seguir nombrándote cosas, hay una lista larga y mira que nos hemos conocido ayer, pero parece que sabemos del otro hace años—. Yo me encontraba impactada. ¿Mis oídos habían escuchado lo que acababa de escuchar? Mi mente estaba por explotar de tanta información en menos de dos minutos.

  No podía articular palabra. Entreabrí y cerré mi boca unas cuantas veces. Quedé completamente shockeada.

  Entonces, pude percibir que su rostro se iba acercando al mío. Se quedó a centímetros de mi cara. Su orbes se clavaron en mis labios de nuevo e, inevitablemente, yo tampoco pude evitar bajarlos. Su cara estaba a pocos centímetros a de la mía; a poca distancia. Nuestras narices se rozaban y solo quedaba un corto espacio entre nuestras bocas. Mi respiración fallaba, no entendía qué me pasaba. No comprendía que hacía, mi cerebro no procesaba mis acciones, actuaba por impulso. No tenía que seguir acercándome a él, pero algo me decía que sí, que sea libre por una vez.

— ¡Alumnos! ¿Cómo se les ocurre andar besuqueándose en la unidad escolar, eh? Es una institución que inculca conocimientos, no enseña a besarse por todos lados. ¡Largo de mi vista ya mismo!

Oh.

Por.

Dios.

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Espero que les haya gustado!

•Voy a cambiar los capítulos, pero NO LA TRAMA.
Básicamente, como pudieron ver, Kiara va a tener los mismos problemas que escribí antes, pero no va a dar tanto cringe, lo prometo:).

•Puede haber errores ortográficos y perdón por eso.

•No se olviden de comentar alguna idea o simplemente reírse por algo que narra el personaje. Tampoco se les olvide votar, así sé que les gustó el capítulo.

Bye,

Sofii🥰

No me voy a enamorar (Dylan Kingwell). [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora