Caminaba muy confundido por mis actos, mientras iba pisando las crujientes hojas de los árboles que habían caído horas antes a la vereda. En realidad, no escuchaba el ruido de nada, mi mente estaba concentrada en repetir una y otra vez ese momento, ese simple tacto. No sabía en qué estaba pensando en ese instante, pero se sintió bien.Tenía las manos en los bolsillos de mi abrigo. La temperatura había bajado un poco, pero no tanto para congelarnos. En Los Ángeles, normalmente no hacía mucho frío en verano y era raro que refresque. No obstante, había viento congelado, que cuando me pegaba en el rostro, además de que me revolvía el pelo, provocaban pequeños escalofríos en mi espina dorsal.
Mi corazón palpitaba rápido, como si su presencia me afectase. Dejé de pensar en nuestro alrededor, ignorando toda clase de persona que se nos acercara o simplemente mirara. Sus facciones me habían desconcertado un poco, me tildé fijando mis ojos en cada sitio de su rostro, ese que me parecía totalmente hermoso.
Sacudí mi cabeza con el ceño fruncido, en modo de ahuyentar esos pensamientos de mi cabeza. Tengo que dejar de pensar en tonterías y concentrarme en lo que vine a esta secundaria.
Le mandé un mensaje a mi mamá avisándole que estaba yendo para allá. Nuestro departamento estaba a quince cuadras.
Quería aclarar mi mente. Pensar en tácticas para poder lastimarla, para poder vengarme por lo que le hizo a mi familia, por todas las cosas por las que mi madre había pasado. Lo que me contó la mujer que me crió, es que ella era una chica y yo tenía el objetivo de hacerle la vida imposible.
Llegué al departamento, saqué las llaves del bolsillo de mi campera, las coloqué en la cerradura y las giré. Abrí la puerta y, finalmente, entré. Dejé mi abrigo en la entrada, porque había un perchero y fui a la sala donde, seguramente, se encontraba mi madre.
— Hola má, ¿cómo estás?—. Le pregunté apenas la vi sentada en una silla de la mesa.
— He estado mejor. ¿Y tú, hijo?—. Me respondió un poco decaída.
— Bien, he conocido a una chica. Me cayó bien, sinceramente.
— ¿La encontraste?—. Me preguntó.
Se instaló un silencio, pero no incómodo ni tenso, solo no hablábamos.
Me dirigí a la cocina para comer algo. Abrí el refrigerador y agarré jugo de naranja. Después, tomé un vaso y galletas de un cajón que teníamos especialmente para eso.
— Todavía no la encontré, pero te prometo que ya lo voy a hacer y cuando lo haga, la voy a destrozar. Eso le pasa por jugar con nuestra familia—. Contesté después de un corto silencio, algo molesto.
(...)
Al día siguiente, martes, me desperté temprano para poder cambiarme y desayunar con tiempo y después ir a la escuela.
Apagué la maldita alarma, como odiaba ese aparato ruidoso.
Me levanté de la cama con pereza y me puse ropa normal, casual, como quieran decirle. Tampoco me iba a poner formal, ni muy inapropiado. Es un lugar educativo, donde hay que vestirse adecuadamente.
Me dirigí al baño para lavarme la cara y poder estar presentable. No entendía como había gente que a las mañanas se veía tan bien, sinceramente no lo comprendía. Me miré al espejo y vi el rostro de un zombie, casi me asusto. Tenía mis cachetes y mi frente pegajosa, ya que por las noches transpiraba un poco. También, mis axilas tenían un leve mal olor. Por Dios Dylan, ¿qué es esto?

ESTÁS LEYENDO
No me voy a enamorar (Dylan Kingwell). [PAUSADA]
FanficKiara tuvo un incidente en su vida que le dejó una marca. Después de lo anterior mencionado, empezó a tener problemas de autoestima y psicológicos. Un día normal como cualquiera, una persona nueva entró a su escuela y cambió su vida totalmente...