Capítulo 4

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Aquella noche me quedé en casa de Tobías, se puso a cocinar yakisoba mientras yo armaba una lista de reproducción en su computador de escritorio para dejarla corriendo al cenar y como siempre, rayaba cualquier hoja que pillara por ahí.

—Siempre te expresas mejor a través de dibujos, ¿Qué estas armando ahora?—Me preguntó mientras servía la comida y me invitaba a la mesa.

—Oh, nada en realidad— le respondí como al aire, mientras con el lápiz trazaba ligeros círculos que rodeaban una sombra que claramente me representaba a mí.—Quiero aprender a dibujar bien las burbujas, sé que he dibujado muchas pero no me convencen nunca.

—Burbujas, eh..—se acercó a mi dibujo y lo examinó un largo rato.—No sé si sea eso lo que realmente quieras dibujar. ¿Te pasó algo, verdad?

Por supuesto que algo me pasaba, pero no podia decirle. Solo atiné a arrugar la hoja, frustrada, porque no me había gustado lo que habia hecho.
Debía contarle lo que pasó, necesitaba decirle a alguien que el regreso de Sarah no solo me alegraba, si no que también me atormentaba en cierto modo.
—Toby, alguien del pasado..—No alcancé a terminar la frase y mi amigo colocó el plato en la mesa con rabia.

—¡Sarah volvió!...¿Qué estupidez te dijo? Supongo que no le has seguido la corriente.

—¿La corriente de qué?—Su tono me asustó. —No ha pasado nada, solo charlamos. Está muy cambiada, le conté de Matt, me apoya. ¡Todo está bien!—No podía mencionar los besos.

Tobías se llevo la mano a la frente, tratando de pensar bien que decir, y tal como si fuese mi padre me regañó, o mas bien, me aconsejó.
—Amelie, por favor no hagas nada estúpido. Tú sabes lo vulnerable que eres frente a ella. Te manipuló todo el tiempo y casi te quedas completamente sola.

—Casi, tú estuviste allí y me ayudaste, te lo agradezco mucho. Pero hay que darle una oportunidad de demostrar que cambió, tal vez todos podamos ser amigos.—No mentía, la idea se me había metido entre ceja y ceja, y no me iba a dar por vencida. Sarah siempre estaba sola, era una buena oportunidad para que se abriera al mundo otra vez.

—¿Le dijiste a Matthew?— suspiró y se sentó a comer.

—Sí, está al tanto de que me volvió a hablar para disculparse.

—¿Solo eso?—me miró incrédulo.—¿Siguen hablandose?

—Un par de conversaciones diaras de la vida, temas banales, nada fuera de lo común. Un día podriamos salir los tres.

—¿Por qué no, los cuatro?

Dudé, lo pensé bien..—¿No sería algo incómodo?—Claramente lo seria, mi novio y mi ex en el mismo lugar y yo en medio... Que horror.

—Mmm tienes razón.

La conversación quedó allí. Como en un final abierto, no supe si sería un sí, juntémonos. O un no, es mala idea. La lista de reproducción dejó de sonar simultáneamente al terminar de comer, como si hubiese calculado el tiempo que le dedicariamos a la charla, y acompañada del silencio recogí los platos para luego irme al futón de invitados, Tobías se metió a su habitación y no hablamos más hasta el día siguiente cuando me levanté temprano.

Él se marchó al instituto y yo me fui a mi casa.

Dejé de pensar en estupideces y decidí centrarme en el fin de semana, al fin tendría tiempo para salir con Matt. Me dediqué a trabajar ese dia entero y así fue con el siguiente también.
De vez en vez cruzaba mensajes con Sarah, últimamente estaba siendo más cariñosa de lo normal, sacaba temas del pasado, recuerdos juntas, eran algo nostálgicos pero trataba de no darles tanta importancia.

Hasta que me preguntó si estaba en casa, le contesté que sí, y sin previo aviso en alrededor de treinta minutos ya estaba en mi puerta esperando que abriera con una cara de emoción, como si estuviese tan contenta de verme otra vez.

Y yo, algo desconfiada pero no al extremo, la dejé entrar.

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