Capítulo II Ignorarnos

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El dolor que sentía al verlo caminar justo en frente de ella y no poderle hablar le carcomía el alma.

Ver cómo ni se inmutaba al verle y la ignoraba como si no existiera era increíblemente doloroso.

Era como si fueran desconocidos, como si jamás hubieran cruzado alguna palabra y ahora el recuerdo de una amistad quedaba en lo más profundo de sus mentes.

Eran desconocidos que antes fueron confidentes y que por la ambición de más destruyeron su amistad dejándola en cenizas.

Se amaban tanto que los destruía por dentro el hecho de mirarse desde la lejanía pretendiendo no conocerse, los mataba, jamás pensaron que podrían llegar a ese punto.

El contemplaba como su cabello corto caía en sus hombros y como su sonrisa opacaba al mismísimo sol, además de como su expresión cambiaba desde felicidad a tristeza mientras leía alguno de sus muchos libros.

Ella, en cambio, lo veía hablar y reír con una chica diferente cada día llenándola de celos, siempre rodeado de personas falsas que ni siquiera conocía y que solo buscaban algo de él.

Habían sido mejores amigos desde pequeños, jamás pensaron que podrían dejar de ser amigos, él era la única persona con la que se sentía bien y era ella misma, él era su única compañía además de las montañas de libros que llenaban su habitación.

Para él, esa chica lo era y sigue siendo todo, su mejor amiga, su confidente y su primer amor, sabía los riesgos de entablar una relación amorosa destruiría la amistad que habían formado, pero no intentarlo era una opción inimaginable, era imposible para el esconder lo que por ella sentía.

Aunque se amaban profundamente no estaban listos para tener algo más que esa amistad que atesoraba desde pequeños, al apresurarse a empezar una relación sin estar preparados hizo que llegaran a donde ahora estaban, en un limbo del que no podían salir.

Y aunque querían volver ambos a su antigua relación como mejores amigos, todo había cambiado desde entonces. Poco tiempo había pasado, pero habían cambiado bastante, lo único que no cambiaba aun eran los recuerdos vividos que no salían de sus mentes.

Saber que todo se había arruinado los atormentaba, saber que ya no podían hacer nada para cambiarlo era angustiante, sin embargo, no sabían cómo regresar a ese lugar que tanto habían considerado sagrado...

Ya todose había arruinado.  

Amor, Amor, Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora