Capítulo VIII Un Coma Eterno

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    Me senté en el sillón que estaba al lado de su cama en el hospital, como ya llevaba tres meses haciendo. Su piel estaba algo más pálida que siempre, y sus labios combinaban con esta, las cortadas que antes tenía en su cara, habían sanado y sus fracturas en las costillas y brazo estaban sanando lentamente.

Pero aun, sus ojos seguían cerrados, llevaba dos meses en un coma, y las probabilidades de que despertara eran casi nulas, mas no me importaba, jamás perdería mi fe en él, aunque todos me digan que ya no hay esperanza, él puede hacerlo.

Era un milagro que estuviera siquiera vivo cuando llego al hospital, sus heridas y golpes habían sido demasiado graves y el golpe a la cabeza que había tenido le causo un trauma que lo llevo a un coma, del que aún no había despertado.

Estaba conectado a diversas maquinas que lo ayudaban a respirar y a muchas otras cosas, me deprimía verlo de esa manera, a esa persona tan activa, habladora y divertida que era antes de ese accidente.

Era un día normal cuando sucedió, mientras nos preparábamos para irnos a nuestros trabajos, con un corto beso en los labios y un «Adiós, cariño» se despidió antes de salir a su trabajo, pues tenía que terminar alguna cosa, esa siendo la última vez que lo vi antes que por un borracho descuidado hubiera chocado con él en el auto, haciendo que dos carros más se estrellaran contra ellos.

Una hora después de que había salido de su trabajo y yo ya había llegado a el mío, una secretaria del hospital me llamo desde su teléfono, esa fue la llamada que cambio mi vida, la que cambiaría nuestros destinos para siempre.

Verlo tan golpeado y roto me destruía, el conocimiento de que en cualquier segundo podría morir me desesperaba, y el saber que no podía hacer nada para ayudarlo me hacía agonizar.

Tome su mano, que se encontraba algo fría, la apreté y agache mi cabeza, una pequeña lagrima callo solitaria por mi mejilla izquierda, deslizándose hasta caer en mis pantalones.

- Por favor... Marcus... Solo despierta. - Cerré mis ojos conteniendo más lágrimas de salir de ellos. La mano de Marcus que antes sostenía, comenzó a hacer una ligera presión en mi mano, mis ojos se abrieron con confusión.

«Tenía que ser mi imaginación, no había forma de que ese movimiento fuera de su mano»

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando otra vez, sentí la ligera presión en mi mano repetirse, esta vez me sobresalte, sin soltar su mano en ningún momento, mi mirada fue e inmediato a su cara y vi como sus ojos se abrían lentamente, incontables lagrimas corrieron por mis ojos en ese momento.

Me levante del sillón y me puse de una forma que pudiera ver su cara, sus ojos estaban abiertos, por primera vez en meses, más lagrimas salieron de mis ojos, las comisuras de sus labios se levantaron dejándome ver una pequeña sonrisa, luego, de sus labios salió un susurro apenas audible.

- Hola, cariño... - Dijo despacio y pausado, apretó mi mano una vez más.

Mi cuerpo entero se estremeció, solo era capaz de mirarlo perpleja, eran incalculables las veces con las que había soñado con este momento, y ahora que estaba pasando, lo disfrutaría lo más que pudiera.

Con una sonrisa grande en mis labios, acaricié su rostro con mi otra mano, el cerro los ojos y rápidamente los abrió, al mirarlo a los ojos, me perdí en azul profundo de sus ojos, se sentía mejor de lo que había imaginado.

Después de tres meses había despertado de aquel coma que lo tena prisionero, y por fin ya era libre, después de tanto sufrimiento e incontables noches de llanto, había despertado, estaba conmigo.

Amor, Amor, Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora