Capítulo V Amor de Verano

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   Volteo a la playa y contemplo el hermoso paisaje de las costas de California, había personas por todas partes, patinando o solo relajándose tomando sol.

Para Ana, estas eran sus últimas vacaciones antes de ir a la universidad, sentía que el tiempo había pasado demasiado rápido, no había notado que ya en menos de meses iría a una universidad al lado opuesto del país.

Todo en mi vida había sido normal, siempre estuve tan enfocada en mis estudios que muchas veces me olvidé de disfrutar y divertirme como una adolescente normal. Raramente salía con amigos, o los pocos que tenía y mi meta número uno era sobresalir en todas mis clases para tener la oportunidad de entrar en una buena universidad, pero, ahora solo me preguntaba si valió la pena ser tan estricta conmigo misma.

Era una tarde de verano cuando lo conocí. La playa estaba vacía lo que extrañamente pasaba, se encontraba sentado en una banca distraído mirando a su alrededor, por estar concentrada en él, tropecé con una roca y caí de cara al suelo, recuerdo como si fuera ayer lo avergonzada que me sentía.

Unos fuertes brazos me levantaron del suelo, al estar aun sorprendida por el golpe y no me había dado cuenta que el chico al que estaba viendo antes de caerme fue el mismo que me levanto y que ahora tenía en frente, al abrir mis ojos mis ojos se encontraron con sus cautivantes ojos azules.

Me llevo al banco en el que anteriormente estaba sentado y me pregunto si estaba bien, recuerdo el asombro que tenía al escuchar su voz, profunda y rasposa cuando me hablo por primera vez.

Consiguió una tirita y la coloco en la cortada que tenía en mi rodilla y se ofreció a llevarme a mi casa, todo el camino a mi casa que era algo lejos, nos lo pasamos hablando sobre tonterías y riéndonos de las tonterías del otro.

Cuando llegamos a mi casa nos despedimos, pero no sin antes pedirnos nuestros números y quedando con juntarnos al día siguiente, y así, también nos juntamos el día después y el día después de ese.

Se había vuelto una rutina para ambos desde ese día, con el tiempo comenzaron a conocerse más y a abrirse completamente con el otro contando desde sus mejores momentos hasta sus peores.

Ian era el hombre perfecto, su piel un poco bronceada por los días de playa y su cabello negro rebelde lo hacían ver mejor que cualquier modelo, era la persona más generosa y altruista que había conocido, lo consideraba muy maduro para su edad.

Con el tiempo, Ana comenzó a notar cómo se estaba sintiendo más nerviosa que antes, como se encontraba pensando dos veces lo que diría pues estaba muy consciente de sí misma, noto como su corazón latía con fuerza cada vez que el estaba cerca de ella.

Recuerda ese día en el muelle, estaban ambos sentados en la orilla, viendo los barcos pasar en la lejanía, él se acercó más a ella hasta que era poco lo que los separaba.

Recordaba la suave textura de sus labios y el lento movimiento de sus labios en los de ella, su corazón estaba al explotar y rezaba por que se pudieran quedar de esa manera para siempre. Ese día él le dijo que le gustaba y desde entonces aquella relación de amistad cambio, sus vidas habían cambiado para bien, y todo lo que los antes les preocupaba ahora estaba en el pasado.

Ana sintió que unos brazos rodearon su cintura desde atrás y sabiendo quien era sonrió, puso sus manos pequeñas en comparación encima de las suyas, mirando al bello paisaje que contemplaban se recostó de su pecho, el dejo un corto beso en su mejilla haciéndola reír, ella se soltó y volteo hacia él, se puso en las putas de sus pies y le dio un beso en los labios.

En ese momento supo que jamás quería salir de sus brazos y que pasara lo que pasara, Ian siempre estaría para ella y por eso lo quería tanto, y aunque estén a miles de kilómetros de distancia, ese amor que sentían el uno por el otro jamás se iría.

Amor, Amor, Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora