Adolescencia la palabra prohibida. La palabra que si la mencionabas era un insulto, una deshonra. Al menos en la casa Córcega López, él rizado mayor lo había proclamado así.
Por lo tanto ninguno de los inquilinos en ese hogar podía decir nada sobre esa palabra. Pero bueno, una cosa era que haya podido amedrentar a sus pequeños retoños y otra muy distinta que su castaño haya estado de acuerdo en no tocar el tema hasta el día de un posible apocalipsis zombie.
Así que... El dilema estaba ahí, en su mente y sin respuesta alguna.
¿Cuál es el momento más difícil en la vida de un padre?
- A llegado el momento, Ari -habia dicho Temo mientras hojeaba el libro en su mano, mirándolo de vez en cuando.
Él rizado callo en automático, olvidando el juego que seguia transmitiéndose en la pantalla, casi deja caer su vaso de gaseosa y su boca dejo caer las palomitas que anteriormente el había ingresado.
- ¿Sobre qué, amor? -inquirio con los ojos entrecerrados. Temeroso de que las palabras que fueran a salir de esa boca, fueran las que estaban prohibidas.
- Tenemos que hablar con ellos sobre sexo -si antes no se habia ahogado con las palomitas, fue patetico hacerlo con su propia saliva.
Boqueo como un pez fuera del agua, sus mejillas se tiñieron sólo pudiendo mirar a su esposo con horror. Temo no lo miró, pero se podia notar en la comisura de sus labios un fantasma de sonrisa.
- ¡Que buen chiste, Tahi! Y yo que creí que tú no tenías sentido del humor -se dejó ir hacia atrás en su asiento, carcajeandose sin ningún tipo de filtro. Sintió la pesadez llenar el ambiente y cuando se incorporo la mirada de su esposo permanecía seria, estudiándolo como si acabara de decir una idiotez.
Que de hecho si fue una idiotez, pero era mejor fingir demencia a tocar ese tema. No, no, no y ¡No!.
- No estoy bromeando Aristóteles -puchereo viendo como el menor se levantaba de su asiento y se sentaba a su lado, tomando sus manos entre las suyas.
- Amor... Tahi, no crees que eso es... ¿raro? ¿incómodo? ¿patético? -las palabras para describir esa charla continuarían.
¿Porqué tenía que ser él, el que precisamente hable de eso con sus hijos? ¡Por Dios, eran unos niños! ¡Unos bebés!.
- Laura tiene 11 y Aiden ya tiene 14 y está apunto de cumplir los 15... -recordó el castaño dándole una pequeña sonrisa, aguantando sus ganas de soltar una carcajada al ver como su esposo mordía su labio inferior para evitar soltar un berrinche.
- De acuerdo, pero estarás conmigo en todo momento ¿no? -el menor asintió está vez tomando la mano del mayor entre sus delicados dedos.
Aristóteles sonrió sintiendo la suavidad de las manos del contrario envolver las suyas. Tiro del agarre hasta que el menor quedó sentado de costado en su regazo. Soltando un chillido de sorpresa Temo río propinándole un pequeño golpe juguetón en el pecho a su hombre.
- ¿Porqué me haces esto? -le recriminó escondiéndose en la seguridad del cuello del más bajo. Aspirando su dulce y tenue aroma. Mentas y chocolate. Por culpa del reciente postre que había preparado para la cena y ahora se encontraba en el frigorífico.
- Es parte de ser padres, mi cielo -le dice el más bajo atrayendo el rostro del contrario hasta quedar frente contra frente-. ¿Ya te dije qué te amo?
Aristóteles negó, formando un leve puchero al no haber escuchado esa palabra que era música para sus oídos en la última hora.
- Entonces... Te amo, te amo, te amo y te amo -dijo repetidas veces dejando pequeños besitos por todo el rostro del rizado, sacándole una sonrisa al mayor.
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Mi Vida Entera [2TJGR] ✿ Aristemo
Fanfic✧ S e g u n d a T e m p o r a d a ✧ ━━━━ ✧ ━━━━ Matrimonio Luna de Miel Vida conyugal Suena como un sueño hecho realidad para Aristóteles, al fin tiene lo que siempre ha deseado. Un esposo que es el hombre de su vida y el trabajo de sus sueños. Nada...