Capítulo 4: Los Imperiales.

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Un largo camino desde el bosque mágico hasta las bellas Tierras de Elithen.

-Y... ¿Cómo te llamas?.

El Elfo lo quedó mirando.

-Izuku Midoriya, ¿y tú?.

-Eijiro Kirishima- sonrió el pelirrojo.

Bakugō iba delante de ellos escuchando la conversación, no le desagradaba que su amigo conociera gente, pero le costaba acostumbrarse a que no era el centro de atención.

-¿Tienes novia, Izuku?.

-No, estoy comprometido con mí Reina y los príncipes.

-Vaya que goloso- se burló Kirishima.

Midoriya lo quedó mirando- ¿Y tú? Se ve que eres muy varonil, imagino que las mujeres te siguen.

-Hombres y mujeres, soy deseable- le dijo haciéndole un guiño.

-Claro, lo que tú digas.

Por su parte los mortales iban con algo de recelo por no llevar sus armas, algo que al capitán le molestaba de sobremanera.

-¿Mirio?- le habló Shinsō.

-Lo siento- dijo el rubio tratando de quitar esa cara de odio- Sólo quiero llegar al famoso reino pronto. No me gusta estar sin mí espada.

-A nadie- le dijo Iida, posando sus ojos sobre la figura de Aoyama, quién era el que llevaba la suya.

El rubio brillante se giró al notar una fría mirada sobre sí. Frunció el ceño.

-Tienes razón Mashirao- le dijo Yuga- Deberíamos matarlos.

Ojiro sonrió.

-Pero no creo que a nuestra reina le guste saber que sus invitados fueron masacrados.

-Lástima- dijo Aoyama.

-¡Colitas!- le gritó el pelimorado, sólo para molestarlo. Ojiro contó hasta diez, sin responder- ¡Oye colitas!.

Si había lago que caracterizaba a los Imperiales o Elfos era su gran velocidad y precisión, por lo tanto Shinsō se quedó parado, mientras la lanza del rubio amenazaba nuevamente su yugular.

-Maldita sea- se quejó Bakugō.

-Majestad, continuemos- le dijo Tamaki, ignorando a los luchadores. Todos siguieron a los Elfos, dejando a Ojiro y Shinsō atrás.

-Tienes un genio de temer colitas.

-No me digas así maldito humano. Me llamo Mashirao.

-Yo me llamo Hitoshi, no maldito humano- le sonrió el pelimorado.

-Eres un irreverente- dijo el rubio sacando su lanza del cuello contrario, se dio media vuelta para irse, pero fue apresado por atrás.

A Ojiro se le subieron todos los colores, al verse rodeado por unos fuertes brazos.

-Esperé largos años para ver tu rostro de nuevo- le dijo apretando el agarre. Lo que hizo que el rubio sintiera toda la parte baja del más alto. Abrió los ojos con sorpresa.

-¡Oye! ¡No me toques!- gritó tratando de safarse del agarre.

-Te voy a conquistar como sea- le dijo al oído, mientras que con cero timidez, le daba un beso en el cuello. Mashirao sintió una cosquilla en su parte baja.

-¡Ya basta!- logró safarse de aquellos brazos que lo tenían prisionero, se llevó una mano al cuello por inercia.

Hitoshi le guiñó un ojo y continuó su camino. De atrás lo seguía un sonrojado Ojiro.

Reino de Cristal ❄️💥 [BakuTodo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora