Capítulo 11

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Tras aquel día no había vuelto a saber nada de Jonah. En el laboratorio, Eneida y Cassy habían dado el aviso a seguridad de que no le dejasen entrar, era un peligro para ella y tenía que evitarlo todo lo que pudiera. Después del trabajo Cassy la acompañaba constantemente pero Eneida debía ir a la biblioteca de nuevo, tenía que seguir investigando, necesitaba dar con una respuesta que no encontraría nunca sentada delante de una pantalla. Uno de los días, bajó a recepción pero no vio a Cassy por lo que era su oportunidad de ir a la biblioteca, si ella la acompañaba y descubría su investigación, pensaría que estaba definitivamente loca.

Volvía a estar inmersa entre una infinidad de documentos que se encontraban esparcidos en una de las mesas cuando alguien se sentó frente a ella.

- Sigues buscando una respuesta que no encontrarás.- dijo Simon. - ¿Por qué no me preguntas?

- Porque no quiero nada de aquel que intenta matar a Alucard.

- ¡No sabes nada de él! - exclamó rompiendo el silencio de la biblioteca y ganándose una llamada de atención por lo que se vió obligado a bajar el tono.- Deja de defenderlo.

- Y usted deje de dar cosas por supuesto. No sabe nada.- respondió Eneida entre dientes. - Y pare de tomarse tantas confianzas conmigo.

Rápidamente recogió sus cosas y salió de la biblioteca, no quería volver a escuchar a ese Belmont de nuevo, no quería creerlo, Alucard no podía matar a alguien inocente.

- Ya lo ha visto matar, ¿verdad?- decía mientras bajaba apresurado tras ella las escaleras exteriores.- Sabe de lo que es capaz, puede llegar a perder la razón y hacérselo a usted. ¡Quiero protegerla!

Eneida paró rápidamente un taxi, quería perderlo de vista y llegar a su casa. Extrañaba a Alucard, ahora más que nunca, si él estuviese con ella ya se habría librado de su molesta presencia. Cuando el taxi paró en la puerta del edificio donde vivía pudo ver cómo otro taxi paraba también detrás y Simon descendía, la había seguido hasta allí, era demasiado insistente, aunque no volvió a pronunciar palabra, tan sólo se limitó a seguirla hasta su apartamento.

- Por mucho que venga tras de mí no conseguirá que cambie de idea.

- Lo se, tan sólo me limito a protegerla hasta que entre en razón.

Con un fuerte suspiro de resignación, Eneida abrió la puerta, entró seguida de Simon que no se despegaba, al cerrar la puerta, Belmont la detuvo agarrándola de su brazo con fuerza.

- Está aquí.- dijo en voz baja.

- ¿Quién? - preguntó Eneida asustada, temía que Jonah hubiese conseguido entrar.

- Alucard.

Tan sólo escuchar su nombre, Eneida comenzó a buscarlo con su mirada alrededor del salón principal pero no vio nada. Se deshizo del agarre de Simon tirando de su brazo y se quitó los zapatos de tacón con prisas para subir al piso de arriba, en la habitación principal tampoco estaba así que corrió a la habitación de invitados donde lo encontró, tendido en la cama, como si durmiera. Con la respiración acelerada see acercó a él y se sentó a su lado en la cama, le tocó la mano que reposaba sobre su pecho y la notó inusualmente fría, llevó su mano hacia el rostro de Alucard y este estaba igual, demasiado frío.

- Alucard...- lo llamó suavemente mientras le acariciaba aún el rostro.- Alucard despierta por favor.

- No despertará, a menos que huela sangre. Su respiración es cada vez más lenta, pronto se hará imperceptible. Mejor así. Me lo llevaré de aquí y podrá volver a su vida normal. No volverá a molestarla.- decía Simon con mucha calma.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora