| En corrección |
☆ Obra destacada en WattpadChickLitEs
☆Segundo lugar en la categoría Fuego (Romance) en los Bright Writers Awards 2019
☆Segundo lugar en la categoría Diario de una Pasión (Romance) en los Talents Awards 2019
(PRONTO SERÁ EDITADA GR...
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CAPÍTULO 24
{Go Easy - Acoustic de Matt Maeson}
Al día siguiente, no supimos nada del señor Bournes, el padre de Samantha. Pensábamos que en cualquier momento entraría por la puerta principal de Belmont, amenazándonos con lo que sea que encontrase. La escena sería divertida si el tipo no sería, en efecto, capaz de hacerlo.
Sin embargo, apenas escuchaba el sonido de las campanas en la puerta reproducirse, los pelos de mis brazos se me ponían de punta. Pero al alzar la cabeza, me encontraba con un cliente más.
Observé el reloj muchas veces ese día, rogándole al aparato a adelantarse y que nos deje salir de allí. No sabía de qué sería capaz aquel hombre, pero al enterarme de la situación horrorosa que tuvo con su esposa, caí en la cuenta de la vida era injusta, y de que mejor sería cuidarnos y prevenir.
Prevenir lo que sea que pudiese pasarnos.
Al parecer, no era la única que se mantuvo tensa esa tarde, porque cada vez que quería empezar una conversación con Asher, él miraba de reojo la puerta principal, como si en cualquier momento aquel tipo entraría.
―Tranquilo ―le dije, tomando su brazo y obligándolo a mirarme a los ojos. Le ofrecí una sonrisa. No sabía cómo fingir estar calmada, pero funcionó, ya que Asher relajó la mirada y suspiró.
―Quiero que esto se termine ―confesó y fruncí el ceño. Solté la mano y me crucé de brazos. Al ver mi mirada de confusión, sonrió―. No eso, Isabella.
Un poco de calor se instaló en mis mejillas, pero fingí no darme cuenta y mantener la mirada sobre él, desafiándolo a que terminase la frase. Me gustaba verlo sufrir, por alguna razón.
Se acercó a mí, puso una de sus manos en mi cintura y se inclinó en mi oído.
―No quiero que esto se termine ―susurró, dejando detrás un estremecimiento por parte mía―. Nunca ―añadió y luego volvió a su ubicación, con una sonrisa de lado, dejando visible aquel hoyuelo que me volvía loca.
―Eres un idiota ―mascullé y fruncí la boca, para intentar hacer desaparecer la sonrisa creciente.
―Así es ―respondió él y me guiñó un ojo.
Madre mía.
―Como sea ―dije y tosí un poco para aclararme la voz―. ¿Has vuelto a ver a Samantha?
Sus hombros se tensaron, pero su rostro pareció calmado.
Aunque él también podría estar usando un disfraz al igual que yo, pensé.
―Cambiar el tema tan rápido ―masculló para sí mismo en voz baja y luego me miró―. No. La última vez fue hace más de un mes y no me dejó cruzar la puerta.
