Déjalo y Mírame ✓

Capítulo 18

CAPÍTULO 18

Capítulo dedicado a chochi03g por sus teorías bastante detallistas y por estar en lo cierto -casi- en todo <3

Me lo quedé mirando, perpleja. Aún con los brazos cruzados, no pude evitar estremecerme. Bajó la mirada, murmuró algo ―probablemente una maldición― e hizo amague de irse de allí, pero abrí mi boca antes de que tuviese la oportunidad.

―¿Puedes dejar de decir tonterías? ―solté.

¿Qué me ocurre?

El sólo hecho de pensar de que Asher estaba bromeando hacía hervir mi sangre.

―¿Tonterías? ―preguntó con una risa amargada―. Tonterías son las cosas que tú y yo estamos haciendo.

―¿De qué hablas? ―inquirí, impaciente y demasiado furiosa conmigo misma pero sobre todo con él.

―No fingas, Isabella―respondió mirando directamente a mis ojos. Abrió nuevamente la boca para decir algo más, pero luego soltó algo parecido a una risa y finalmente se fue, dejándome helada y furiosa. Lo dejé ir esta vez.

Volteé mi cabeza hacia la dirección en la que se había ido y observé cómo su figura desaparecía entre los edificios. Una brisa rosó mis piernas desnudas y me obligué a entrar nuevamente en el bar. El frío fue substituido por el calor que emanaban de los cuerpos de las personas a mi alrededor y la música aún hacía zumbar mis oídos, pero ya no tenían el mismo efecto en mí.

No fingas, Isabella.

¿Fingir qué? Quería gritar al vacío mismo, pero sabía que sería en vano. El alcohol había desaparecido casi por completo, pero aún sentía mi garganta arder, como si las lágrimas poco a poco se acumularan y ya no tuviesen espacio restante.

Divisé a los lejos el grupo y pude notar en Sophie unas mejillas sonrojadas y el labial levemente corrido.

Por lo menos alguien disfrutó la noche, pensé.

Llegué a ellos con una sonrisa de medio lado, sin intenciones de relatarles mi pequeña pelea con Asher y al darse cuenta de mi expresión muda, tampoco insistieron. Tomé mi asiento y me dispuse a escuchar la conversación que estaban teniendo.

Pero mi cabeza no dejaba de dar vueltas con las cosas que Asher me había dicho. O tal vez, las palabras que no había logrado dejar su boca pero que de alguna forma las sospechaba.

Sin embargo, era poco creíble. Sentía que bromeando conmigo, que en realidad nada de lo que había dicho era certero. ¿Cómo creerle? Había bebido demasiado y probablemente yo también. No iba a evadir el hecho de que me atraía y de aquella noche en el armario había sido más intensa de lo que había imaginado.

Además, gustar era otra cosa, totalmente diferente.

Y absolutamente prohibido.

*