Selena solo supo que en ese mismo momento quiso que la tierra se la tragara. ¿Cómo demonios él se había enterado de aquello? Seguramente había sido el chismoso de Matt. Ella iba a matarlo si descubría que había sido él.
—¿Por qué no me lo dijiste, Selena? —le preguntó él.
Ella miró a su alrededor, percatándose de que estaban completamente solos en aquella sala. Simplemente ya no podía seguir haciendo la tonta.
—No creí que fuera necesario —dijo ella volviendo la vista a él. Sintió esas lindas cosquillas en el estomago —Tú estabas con fiebre ese día, no sabías lo que hacías. Además que estás con Barbara, no creí que quisieras lastimarla…
—¿Qué sentiste? —preguntó interrumpiéndola.
—¿Qué sentí? —dijo nerviosa. Justin asintió —Mmm… yo sentí que… que… no creo que debamos hablar de esto, Justin. Mejor me voy.
Intentó alejarse, pero entonces Justin la detuvo, la giró hacia él y entonces unió sus bocas.
Los ojos de ella estaban bien abiertos a causa de la sorpresa. Sentir de nuevo los labios de Justin sobre los suyos simplemente era una sensación sorpresiva. Desde que él la había besado la otra noche no había hecho otra cosa que soñar con él y ese beso. Sus ojos comenzaron a cerrarse y ella comenzó a responder a sus demandas.
Justin la abrazó por la cintura y la acercó más a él. No podía creer que simplemente la estaba besando. No sabía de donde había sacado el valor. Pero sabía que era lo correcto. Era lo correcto por como su corazón latía. Era correcto por las cosas que ella le hacía sentir. Era correcto por la forma en la que ella levantó los brazos y rodeó su cuello. Aquello era lo correcto. Besarla era tan hermoso, como en su supuesto sueño que en realidad no era sueño. Su boca tenía el mismo sabor que él creía imaginar, era dulce y delicado. ¡Por dios! Un simple beso no podía hacerlo sentir así de estúpido.
Entonces Selena rompió el beso pero no se alejó, ni lo soltó. Justin abrió los ojos para mirarla. Ella aun los tenía cerrados.
—Esto no está bien, Justin —musitó agitada.
—Lo sé… —asintió —Un simple peón que siente cosas por la hija del jefe, que solo piensa en besarla todo el día, no está nada bien…
Entonces ella lo miró. ¿Acaso él creía que eso era lo que no estaba bien? ¿Cuándo iba a entender él que eso a ella no le importaba ni en lo más mínimo? Justin era el hombre más maravilloso del mundo. No importaba si él era un peón y ella la hija del jefe. Eran personas, iguales, humanas. Sentían y al parecer lo mismo.
—Eres un estúpido, Justin —le aseguró y entonces lo besó de nuevo.
Esta vez el beso se volvió más apasionado. Simplemente no podían evitar sentirse desesperados el uno por el otro.
Justin casi gruñó cuando ella mordió levemente su labio inferior. Entonces sus lenguas se encontraron. Selena se aferró a él necesitada de más y de un poco de aire. Pero simplemente no podía soltarlo.
Él separó sus bocas y miró agitado a su alrededor.
—Estamos en un lugar muy visible…
—Lo sé —asintió ella. Lo besó cortamente. Justin rió embobado. Ella copió su acción.
—No puedo creer que esto este pasando —murmuró divertido.
—Eres un estúpido por creer que a mi me importa que seas el cuidador del campo de mi padre. Eres mucho más que eso para mí…
—¿En serio? —sonrió.
—Si —dijo por lo bajo entonces se puso en puntas de pie y acarició su nariz con la suya —Estoy algo confundida por todo esto, Justin. Pero lo que siento por ti es… único.
—Selena —susurró cerrando los ojos al sentir sus labios tan cerca de nuevo.
—¡Me muero muerto! —exclamó él y ambos se alejaron al instante. Matt bajó corriendo las escaleras y se paró frente a ellos.
—Mattie —dijo ella apretando los dientes —¿Qué haces aquí?
—Sin querer pasé por aquí y escuché así como sonidos de gente besándose y me asomé y ustedes dos se estaban dando terriblemente…
Selena se puso más que colorada mientras que Justin se rascó la nuca mientras soltaba una pequeña risita nerviosa.
—No,… creo que viste mal —dijo Justin. Matt arqueó una ceja.
—Si tú no le estabas metiendo la lengua hasta la garganta a mi mejor amiga entonces yo soy Madonna.