La luz volvió al lugar, iluminando el departamento y el sector en el cual él estaba parado. Era un sueño, ella estaba segura de eso. Estaba realmente empapado, con un pequeño bolso en la mano. Estaba vestido de una manera diferente a la que ella estaba acostumbrado verlo. Llevaba una camiseta blanca, que a causa de la lluvia se le pegaba al cuerpo, unos pantalones color crema y unas zapatillas de lona negras. Era un Justin muy despreocupado, vestido de aquella forma. Respiraba como si hubiese estado corriendo mucho.
—Perdón —fue lo primero que los labios masculinos soltaron.
Ella sonrió emocionada y luego se mordió el labio inferior para tirarse sobre él y plantar su boca en la suya.
Justin la abrazó con fuerza contra él, sintiéndose completamente dichoso de ser amado por Selena. Le respondió el beso desesperadamente. La había extrañado demasiado. Selena soltó su boca solo para besarle el resto de la cara. Él rió por lo bajo y luego ella lo abrazó, escondiendo el rostro en su cuello.
—¿No es un sueño, verdad? —le preguntó.
—No, princesa —susurró él mientras le acariciaba la espalda —No es un sueño. Vine a buscarte… no podía seguir viviendo sin ti…
Ella se alejó un poco para mirarlo a los ojos. Debería simplemente arrojarle algo por la cabeza y decirle que no lo necesitaba. Pero… ¡No podía! No podía hacerlo. Porque aquello sería completamente mentira. Claro que lo necesitaba… por Dios, lo necesitaba tanto.
—Ay, Justin, te necesito tanto…
—Ya estoy aquí, mi amor —sonrió levemente y acarició su rostro —Perdóname, por haber sido tan imbécil, Selena.
—Ya está, ya no me pidas más perdón… ya estás aquí. Eso es todo lo que necesito, mi amor, mi vida —lo besó de nuevo en los labios.
Y aquel suave beso pasó a ser demandante y desesperado. Ambos sabían lo que necesitaban. En ese momento no podían detenerse y ponerse a hablar de todo lo que había pasado. Necesitaban sentirse, ser uno…
Selena acercó a Justin un poco más a ella, incitándolo a entrar del todo al departamento. El dio los primeros pasos, pero entonces recordó que su bolso estaba afuera. Maldita sea, realmente necesitaban controlarse un poco. Soltó los labios femeninos.
—Mi amor, mis cosas —susurró agitado.
Selena lo soltó al instante y rió algo nerviosa. Simplemente se estaba comportando como una desesperada. Él estaba empapado y seguramente cansado por el largo viaje. Era una pervertida. Justin tomó su bolso y entró al departamento de Selena. Ella cerró la puerta y soltó un suspiro cuando se giró a verlo. Todavía no podía creer que él estuviera allí.
—¿Quieres darte un baño? —le preguntó. Justin estaba mirando atentamente a su alrededor. Aquel lugar era agradable. Él volvió la mirada a ella…
—¿Qué tipo de baño? —quiso saber. Ella sonrió.
—Un baño… para poder ponerte cómodo y sacarte esa ropa mojada.
—¿Lo tomare solo?
La morena sintió cosquillas en su vientre, y en su mente se filtró la imagen de él y ella en la ducha. Sería grandioso. Aunque ella ya se había bañado. Pero al demonio, no iba a gastarse por un poco más de agua.
—¿Te gustaría que te acompañe? —le preguntó.
—Estoy loco por ello.
Selena sonrió pícaramente y lo tomó de la mano para conducirlo hacia el pequeño baño que aun retenía algo de vapor en su interior. Encendió la luz y giró rápidamente para encontrarse con la boca de su salvaje.