~Capítulo 16

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Estaba indignada, decepcionada, malhumorada y débil. Mi cabeza no dejaba de tener choques mentales y eso me desesperaba, ¿además de haber perdido la semilla tenía choques que me desestabilizaban? Pues sí, y sólo aumentaba estar más estresada.

Por otro lado, Anon no dirigió ninguna palabra en el camino, de seguro pensaba que era mi culpa, y es que sí lo era.

Llegamos después del largo silencio a la casa de la mujer que nos había dado la semilla. Tenía miedo, mucho miedo. ¿Qué va a pensar de mí cuando se de cuenta que no sirvo ni para llevar una semilla? Y lo que es peor, nuestro destino depende de eso, ¿acaso lo arruiné?

—Lo arruinamos, sí—me respondió Anon, antes de dar tres golpecitos en la puerta.

La mujer nos abrió la puerta con una sonrisa cálida, nuestras caras eran lo contrario a eso.

—Pero qué rápido los tengo por aquí, ¿desean pasar?

Ambos asentimos como respuesta.

—¡Caramelito! ¡Los chicos ya están aquí!

¿Caramelito? Toso al escucharlo y Anon esconde su risa apretando sus labios entre sí. Después de tantas horas de estrés esto es lo primero que nos causa gracia.

Su "Caramelito" entra malhumorado, su cara lo dice todo. Él se sienta en su sillón y cruza sus piernas, ni siquiera se digna a saludarnos. Miro de reojo a Anon y este está apretando su mandíbula, no le ha gustado su actitud.

—¿Quieren alguna tacita de té de hierbas?—pregunta incómoda mientras aprieta sus manos.

—Por mí está bien, no se moleste. Vinimos a comunicarles cómo nos ha salido la misión de la semilla...—informa Anon.

—Pues habla, muchacho.

—Nosotros...luchamos contra unas bestias, las del puente de lava.

—¡Uy! ¡Pensé que eso sólo era un mito!—comenta y mira con mala cara a su caramelito, disimuladamente.

—No lo son—respondo cortante—. Esas bestias casi nos matan...

Tranquila Foxen.

—Deja de meterte en mi mente, Anon—hablé alto, no me importa si nos escucharon.

—Lo siento...Ella está molesta porque al ser atacados perdimos la semilla, cayó en la lava.

La mujer está sorprendida, mira a su esposo esperando alguna respuesta mientras que él, sigue sin inmutarse.

—¿Por qué usted ni se muta?

Mi pregunta sorprendió a Anon y el codea mi brazo para que me retracte.

El hombre, por primera vez se dignó a mirarme a los ojos y estiró su cuerpo más a mí.

—Porque así lo dice el destino—respondió.

—¿Por que no me avisaste a mí? Yo les podría haber advertido—intervino su mujer.

—Así no funciona. El puente se tenía que quebrar de esa manera, Morgan—gracias a eso, sé que ahora la mujer se llama Morgan.

—¿El puente se quebró?—pregunta alterada.

—Sí, cuando Foxen ya no pudo más arrojó a las bestias al suelo, todo tembló y se quebró, rompiéndose a la mitad.

Morgan tapó su boca sorprendida.

—¿Cuando Foxen ya no pudo más?—preguntó el vidente, preocupado.

—Así es, ella...

—Tuve fuertes choques mentales. Era como si no pudiera soportar mis dones...—intervine.

Ella es FoxenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora