INVERNALIA

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Al despertar de su trance, el cuerpo de Bran se sacudió violentamente, a la merced de su agitada respiración. Parpadeó varias veces sin distinguir otra cosa que la oscuridad, mientras aún sentía el frío de la muerte aprisionar su frágil cuerpo quebrado; hasta que, lentamente, el nevado paisaje a su alrededor comenzó a tomar forma ante sus ojos, devolviéndolo a la realidad.

El joven Stark cerró los ojos por unos instantes, abandonándose al agotamiento y dejando que los Dioses le hablaran, a través de la gélida brisa invernal que mecía las hojas escarlatas de gran Arciano de Invernalia.

No era la primera vez que intentaba utilizar sus habilidades de cambia pieles sobre el Rey de la Noche. Las pocas veces que lo había logrado habían sido tan solo unos pocos segundos, insuficientes para hallar algún tipo de respuesta.

Pero esta vez había sido distinto. Por un brevísimo instante, un sentimiento claro como la luz del día, intenso como si se hubiese tratado de un producto de su propia psique, destelló con la violencia de un relámpago.

Sed de venganza.

Bran rumió sobre el significado de ese nuevo descubrimiento por algunos minutos, hasta que sigilosos pasos en la nieve lo apartaron de sus pensamientos, mientras percibía la presencia de Sansa a sus espaldas, mucho antes de que ella pudiera proferir palabra.

"Han llegado" declaró él con voz inexpresiva, anticipando el motivo de la venida de su hermana.

Sansa asintió débilmente.

"Los centinelas los han avistado a unas pocas millas, cruzarán las puertas pronto" confirmó la pelirroja mientras se disponía a ayudarlo a regresar al castillo.

...

Arya se escabulló con paso rápido por los pasillos del castillo apenas oyó a los guardias informar la inminente llegada del rey.

Tenía apenas once años cuando se había despedido de su hermano, pero, aun así, no había pasado un solo día desde aquel entonces sin que él estuviera presente en sus pensamientos.

Los sincronizados pasos de las tropas se hicieron cada vez más audibles en la lejanía y, pocos minutos después, el ejército de la reina dragón hizo su entrada a través de los muros de Invernalia, ante el asombro de la muchedumbre dispuesta en las inmediaciones del portón principal, a la espera de la llegada de su rey.

A continuación de la infantería de los Inmaculados, los jinetes Dothraki hicieron su aparición y, entre ellos, Jon Snow avanzaba sobre su montura con semblante austero.

Arya, mezclada entre la multitud, contuvo la respiración mientras su hermano pasaba a pocos metros de ella sin notar su presencia. Poco quedaba del joven del cual se había despedido años atrás, ahora su hermano era un hombre. Un rey.

A su lado y con semblante igual de austero, cabalgaba una agraciada y diminuta mujer de cabellos plateados.

Arya la reconoció inmediatamente a pesar de no haberla visto jamás y, de pronto, todas las historias sobre las guerreras Targaryen, que tanto la habían cautivado cuando era niña, le parecieron cobrar vida delante de sus ojos.

Las buenas costumbres dictaban que ella tendría que haber estado en el patio principal junto a sus hermanos, para recibir a los reyes. Pero a ella nunca le habían agradado las estúpidas reglas de la nobleza y había pasado demasiado tiempo lejos de los castillos, como para que le quedara algún vestigio de ellas. Iba a reencontrarse con su querido hermano cuando fuera el momento. No antes.

Arya seguía mirando las tropas ingresar por las puertas cuando, a través de ellas, un viejo fantasma del pasado hizo su ingreso.

Como el maldito de Sandor Clegane había podido engañar a la muerte era un misterio para ella, pero, en el fondo, estaba contenta de verlo.

LOVE AND DUTY  (Jonerys season 8 fix-it)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora