Ella era la que le daba el significado a la palabra perfección.
Pronto comenzarían las clases y Todoroki se sentó en el puesto habitual en medio del salón. Reservó el asiento al lado, poniendo la mochila encima de la silla, y mientras contestaba algunos mensajes; esperó que el profesor de derecho constitucional apareciera.
Momo, llegó a los pocos minutos, y se sentó al lado de Todoroki, enseñándole unos bonitos dientes blancos. El chico levantó los ojos del móvil y la saludó, fijándose en el collar plateado que le llegaba hasta la clavícula.
Ambos eran los mejores de su respectiva generación. Con la única diferencia que Momo, sí que gozaba de la pasión de una verdadera abogada, él, en cambio, se quedaba con la materia aprendida durante la clase, realizaba las tareas, y si se aburría demasiado (o se hallaba en el borde del bloqueo creativo) estudiaba extra.
La chica puso el delicado bolso encima de la mesa, y de dentro sacó un par de barritas energéticas (una para Shoto), cuaderno y estuche. Pudo apreciar las largas uñas perladas, que combinaban con la ropa que estaba usando ese día.
—Hoy me siento motivada —exclamó la chica, abriendo un cuaderno—, ayer, como me cancelaron la clase, dormí casi todo el día, y aproveché de ir a tomarme un café antes de venir. ¿Como piensas pasar el finde, Todoroki-kun?
El chico apagó el celular y lo dejó caer entre medio del único cuaderno que ocupaba para cada una de las asignaturas (prefería tomar notas en la computadora). Un hombre canoso entró al salón, dejando caer un pesado maletín encima de la mesa.
—No tengo planes—respondió Todoroki. Espera que ese finde fuera en especial bueno; planeaba escribir cinco mil palabras en un One-Shot que llevaba preparando hace tiempo—. Ya estamos en tercero. Somos unos viejos aburridos.
La chica rio entre dientes, pero no alcanzó a responder nada porque el profesor comenzó a hablar acerca de leyes.
Dejó escapar un suspiro a mitad de la clase, percatándose que no llevaba ni un solo apunte. Puso la fecha, pero continuó con el bolígrafo entre los dedos, aparentando escuchar al hombre.
Al término de la clase, miró el cuaderno de Momo, donde la chica con prolija letra rellenó cuatro hojas de meros apuntes. Le pidió el cuaderno, para sacarle una fotografía.
Leyó las notificaciones del teléfono, y antes de que Momo se fuera a una de las asignaturas electivas, la detuvo; agarrándola por la delgada muñeca.
—Hace tiempo que no hacemos algo divertido. ¿Quieres que vayamos a una fiesta hoy?
—¿Fiesta? ¿Quién está haciendo una fiesta?
—Eso no importa. ¿Vamos? —Momo se encogió de hombros y asintió—. Aquí dice que es en el Isamu.
—¿La residencia mixta, de los dementes artistas? —Shoto asintió—. Esas fiestas siempre son las mejores. Pásame a buscar a las ocho, aprovecha de invitar a Deku-kun, yo me encargo de Uraraka-san.
—Vale.
Momo salió del salón agitando la pesada coleta oscura a sus espaldas. Todoroki la vio irse, mordió la barrita y se quedó pensando en la ropa que se pondría para esa noche.
『 °*• ❈ •*°』
"Siempre existió respeto por las fiestas que daban la clase alta de esa sociedad. Las mujeres eran las únicas que lucían extravagantes, pavoneándose igual que floreros en aquellos pesados vestidos coloridos y con los gigantescos sombreros llenos de plumas brillantes.
Para los hombres, les quedaba ir sobrios, en trajes de dos piezas, y si deseabas destacar un poco, ibas con uno de tres.
Por eso mismo, cuando Magnus apareció con un traje color rojo, zapatos de charol escarlata, y los ojos destellando astucia; acaparó la atención de todas las conversaciones que la clase alta mantenía entre copas de champán, y abanicos.
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¡Esto NO es Un Fanfiction! (TodoBaku)
FanfictionTodoBaku/Bakutodo «-Hola -saludó Todoroki, con aquel tono neutral de siempre- ¿Me recuerdas? Soy el chico que mandaste al diablo hace unas horas." Todoroki quería ser normal, pero de alguna forma acabó acostumbrándose a que le sucedieran de las cosa...