Epílogo: Solo queremos ser felices.

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Llegó a la cabeza de Todoroki similar a un zumbido. Las manos soltaron el teclado, al instante en que presionó el "enter" sin escrúpulo alguno.

Volvía a hacerlo. A completar una novela.

La taza de Gudetama yacía vacía al lado, llevaba como tres horas así y, aun siendo consciente de la apremiante sed, no se detuvo bajo ningún pretexto. Estiró los brazos por encima de su cabeza, despertando a Kitty que sacó las garras un momento. Encendió el teléfono repleto de notificaciones que ignoró de forma inconsciente.

Aún continuaba con las voces dentro, con el corazón lleno de adrenalina, y la sensación de cierre.

Leyó los mensajes de Katsuki con rapidez, antes de responder un par de monosílabos y dejar el teléfono de nuevo. Corrigió las faltas de ortografías básicas, guardó el documento y cerró la pestaña en el computador. Luego fue al correo donde leyó el mail de su editor.

Tanto a Katsuki como al editor les envió el mismo mensaje.

«Lo logré»

A los diez minutos el teléfono sonó. Era Katsuki, esbozó una sonrisa emocionada, al compás que se levantaba del escritorio y recogía la taza sucia.

—¿Es en serio? ¿Ya lo terminaste?

—Si... lo acabé.

—Estás demente. ¡Lo empezaste hace tres meses! —exclamó—. De todos modos, ¡Hay que celebrarlo!... ¡Pelo mierda, ven!

—¡Felicidades, Todoroki! —gritó Kirishima, agarrando el teléfono—. Estoy con Bakugou en el supermercado. ¡Llevaremos torta y cerveza para celebrar! ¡Invitaré al resto!

—Vale, gracias.

—Ya, ya... sí sé que quieres hablar con Katsuki. ¡Ustedes dos son unos bastardos! —se quejó Kirishima. Todoroki pudo escuchar como seguía reclamando a espaldas, pero cada vez más bajo—... Miserables, les llega el amor y a uno lo olvidan.

Todoroki sacó el hervidor, presionando la cabeza contra el hombro y el celular entre medio. No podía dejar de sonreír, aunque le estuvieran apuntando con una pistola en la cabeza.

—Ignóralo, esta celoso porque Mina anda en uno de sus días hormonales.

—¿Por eso están en el supermercado? —preguntó Todoroki, quien conocía lo suficiente a Katsuki como para adivinar que el odiaba ir de compras.

—Almuerzo, al imbécil le llegó la llamada de Mina; tiene antojos de algo dulce y ahora recibo tu mensaje... supongo que esta noche no se duerme.

Sin siquiera necesitar verlo, Katsuki de seguro que estaba esbozando una media sonrisa juguetona.

—Vale entonces los espero.

Se despidieron y Todoroki dejó escapar un suspiro. El dedo hizo bajar el pestillo del hervidor y se quedó por un largo instante escuchando el sonido del agua hervir, para luego retomar consciencia en el instante en que Kitty le rasguñó el tobillo.

Por eso escribía. Por ese sentimiento tan realizador e introspectivo que le dejaba concluir una historia.

『 °*• ❈ •*°』

«Es cierto. El día de mi muerte fue marcado por el incidente más extraño del mundo. Porque el día de mi muerte fue el único día en que solo morí yo. Ningún otro fallecido en esas malditas 24 horas.

Tengo una suerte de mierda. Gracias por hacérmelo recordar.

Aun así, el día de mi muerte fue el día en que comencé a vivir de verdad.

Ya no como humano.

Yo fui el único humano que murió ese día. Ya que, cuando fallecí, Dios también lo hizo y tuve que asumir la responsabilidad de aprender a ser una divinidad.

El problema es que soy ateo.»

De: Dios está muerto, prologo; libro uno. Copyright Todoroki Shoto, publicado originalmente en 2025. Ganadora del primer lugar en el premio Akutagawa.

『 °*• ❈ •*°』

Mina abrazó con fuerza a Todoroki, a pesar de que él lo hizo con suavidad. Tenía cierto resquemor de hacerle daño al bebé dentro de la enorme panza de Mina.

Lo siguió Kirishima, Denki, Momo, Jirou, Sero, Midoriya, Uraraka, el hijo de ambos y por último Katsuki, que poseía el deber de cerrar la puerta con las llaves del piso. Sus amigos se acomodaron en el suelo, mientras Kirishima sacaba la caja de cerveza y abría una lata con una amplia sonrisa.

Todoroki ayudó a Katsuki con las bolsas, sin decir nada al respecto. Las dejó encima de la mesa, tranquilo, para luego voltearse hacia Bakugou.

—¿No me vas a decir nada?

—Ah... Felicidades, bastardo—dijo Bakugou, colgando las llaves—. Espero que tu libro no atente contra mi salud mental.

—Ja, ja. Muy chistoso. Lo dices como si no llevaras leído nada —gruñó Todoroki, abriendo una cerveza—. Hablé con mi editor y aceptó mi petición para que se vuelva una saga... además ya me llegó el anticipo; setecientos mil yenes. (1)

Katsuki dejó caer las bolsas y sin pensarlo dos veces se abalanzó encima de Todoroki. Un acto que no era propio de él, pero que tampoco le interesó mantener el personaje rudo. Ambos chicos cayeron al suelo con Bakugou llenando la cara de Todoroki de besos.

—Agh, asco —gruñó Kirishima en tono de broma— ¡Por favor! Somos japoneses, debemos ser ambiguos.

—¡Cállate, pelo de mierda! —contestó Bakugou—. ¡Setecientos mil yenes! Eso significa que tiene esperanzas en que tu libro venda un montón. ¡Te amo!

Todoroki se encontraba rojo de la vergüenza, pero aceptó el contacto de Katsuki sin rechistar.

—Yo también te amo.

Los dos comenzaron a reírse, para luego reincorporarse. Sus amigos pusieron la música y abrieron varias latas de cerveza. Luego bajaron la intensidad de las luces. Se oían las conversaciones del resto; como Kirishima le quitaba a Mina una lata de cerveza de los labios, Denki buscaba una canción acorde y Sero cantaba a todo pulmón; Momo apartó el peluche de Keroppi, para aproximarse a Jirou dándole un suave beso en la mejilla, al mismo tiempo en que Uraraka empezó a regañar a Deku por haberle dado a probar al niño un poco de cerveza.

Todoroki, tomó a Katsuki de la cintura y se balancearon felices.

—Esto me recuerda a ese fanfic... el de Harry y Draco, cuando son rechazados por sus parejas en el baile y se encuentran... Me encantaba ese fic.

—Esto no es un Fanfiction, Bakugou. Ahora somos reales. Tú y yo. Y el mundo.

『 °*• ❈ •*°』

«Bastaban solo dos cosas para hacerlo feliz.

Una sonrisa y una buena canción.

Draco poseía ambas, y eso lo atrajo como un imán. Aún, en las venas, con el alcohol de contrabando que Zabini trajo y el dolor del rechazo de Pansy retumbando en la cabeza. Se acercó a Harry, se lo llevó a un pasillo oscuro y sin pensarlo lo besó.

Pensó en el rechazo y luego sintió el cómo Harry se presionaba más contra él.

Maravilloso. Los dos habían sido rechazados esa noche, por hermosas mujeres y ahora trataban de calmar una frustrada heterosexualidad, besándose con su mayor enemigo.»

De: El baile de los frustrados, por COLD_Fire, publicado en enero del 2014.

『 °*• ❈ •*°』

FIN.

Notas:

1) Alrededor de 5000 dólares estadounidenses.

¡Esto NO es Un Fanfiction! (TodoBaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora