A medianoche
el óbito plasma
sus versos cadáver.
¡Amelia, Amelia!
Mi ángel
fantasma
bajo el claro de luna.
Dama oscura
entretanto el canto
de los nocturnos perdura.
Acaricio tu pelo
blanquecino
con mis dedos sórdidos
sedientos de una cura.
La oscuridad
hoy es testigo
de un amor difunto
y de su sepultura.
¡Devorad mis entrañas,
ratas miserables!
Pues desdichado soy,
y su sangre me humilla
adherida a mis manos.
Escribo
entre hojas secas
cerca de su tumba,
no hay boca atrevida
que altere con descosidos labios
el ambiente implacable.
Perros aúllan
a la lejanía,
dignos competidores
de mis lamentos inaudibles
mitigados en letras.
Amelia
inerte ninfa a causa del pecado
de un romance disputado,
soy tu vigilante
Post mortem
enamorado.
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Entre versos y otros tesoros: antología
PoetryApartado especial para los poemas ganadores de los desafíos organizados por el perfil de poesía en español.