La Drapie

Capitulo 5

Todos los personajes pertenecen a la obra de Sailor Moon e Naoko Takeuchi

Esta historia la escribí hace años, todo lo escrito es producto de mi imaginación.

Contiene lemon.

Era de mañana cuando llega a su casa en taxi. Menos mal que pedí ayer el día libre a mi jefa Esmeralda y me lo concedió. Estoy un poco decepcionada porque, Seiya, no le práctico sexo oral a ella, y con lo que le gusta que se lo hagan. En eso ve a su esclavo con cara seria y enojado, saliendo de su BMW negro que estaciono en la calle, con un maletín negro y su traje negro de tres piezas italiano, "solo le falta sus gafas negras y es un hombre de negro". En eso lo intercepta en el ascensor.
- Hola Darien, ¿ Cómo estás?. - le dije con alegría.
- Hola - dijo seco.
- Traren - le susurro - quiero que vengas atrás mío.
- Sí, ama.
Nos dirigimos a mi departamento, me siento sobre el sillón del living, abro mis piernas.
- Hazme sexo oral.
Se arrodilla frente a mi, me baja la tanga, mete su cabeza entre mis piernas, empieza con pequeñas mordidas entre mis muslos y labios, cuando su lengua juega con mi botón rosa, hace que me vuelva a correr. Serena, comenzó retorciéndose de placer, agarro su cabeza.
- ¡ Te adoro, Darien !.- con su último jadeo. - Eres el mejor.
Agarra suavemente entre sus manos su cara y lo besa apasionadamente.
- Ya puedes irte. Y no recordarás nada una vez que subas al ascensor. Lirsa.

Darien estaba que trinaba, no podía creer que la compra de la cadena de concesionaria de automóviles de Queens se les estaba yendo de sus manos. Ahora tendría que viajar hasta ahí para resolver el problema. Lo único positivo es que llevo a Rei a Royal 35 Steakhouse unos de los mejores de New York, se pudo reconciliar con ella, a pesar de que se hizo la dura. Pero estoy en duda, si esta bien que halla vuelto con ella. Últimamente no sé qué me pasa con ella. Ya no siento lo que sentía por ella al comienzo, ayer cuando nos acostamos, no era como antes, mientras la miraba dormir, no sentí la ternura y gozo de tenerla a mi lado, no sé qué me pasa. Últimamente estoy perdiendo la memoria y encima estoy empezando a tener fantasías eróticas con mi vecina - enemiga, la cabeza de chorlito, Serena. Reconozco que no sé muy bien, porqué Rei se lleva mal con ella, le encanta hacerle la vida imposible, pero no sé.
Agarro la documentación y la valija con mi ropa, que me faltan para partir a Queens a resolver todo este lío personalmente, porque el incompetente de Kumada, no puede hacer nada. Mala hora le hice caso a Rei de contratarlo. Salgo del ático y voy a buscar a Rei para llevarla conmigo como mi pareja y anfitriona. Y si me queda algo de tiempo antes de subir al avión, me bajo la erección que tengo con ella.

- Hola Kenji, ¿ Cómo estás, tanto tiempo?. - dijo una grave voz masculina a través del teléfono.
- Hola Artemis, yo estoy bien. - dijo con nervios - hace tiempo que no hablamos. Me llamas por alguna razón especial.
- No, ¿ sólo quería saber cómo andan Serena y vos?.
- Serena anda bien.
- ¿ Seguro ?.
- ¿ Lo dudas ?.
- Sí, ¿ sabes he visto unas revistas de espectáculos y de sociedad, mientras esperaba que Luna saliera, ya sea de su peluquerías o de comprar ropa de moda...
- Eso que tiene que ver conmigo o Serena. - le contesto intrigado y con miedo.
- Que Serena nunca esta. Estoy preocupado. Le paso algo y no me enteré. - le respondió.
- No.
- ¿ Entonces ? - le inquirió.
- Es que Serena no le gusta salir en esas fotos. - intento justificarse ante él.
- ¿ Seguro ?.
- Sí, seguro. - Intenta defenderse.
- No me engañas, sabes que donde la lastimes o cometas un par de errores, ya sea vos o alguien cercano a ti, te puedo hundir.
- Sí.
- Espero verla en esta semana en alguna revista. Hasta luego Kenji. Y recuerda una metida de pata y eres hombre muerto, literalmente.
- Adiós.
Kenji colgó el teléfono móvil pálido como un muerto a pesar de su bronceado dorado.
- Cariño, ¿ Qué te pasa? - asustada por como estaba su marido.
- Era Artemis, exigiéndome que cuando vayamos a nuestras reuniones sociales lleve a Serena. - le explica a su mujer con un tono apagado.
- Espero que le hallas dicho que no. - le exijio.
- No. No puedo, si lo hago perderemos todo.
- Eso no puede ser.
- Si, lo siento cariño - la envuelve entre sus brazos - lo que por ahí nos salva un poco es que le depositas su dinero y le compres su ropa. Pero ahora hay que llevarla con nosotros a algunos actos nada más.- y la besa en sus labios, ante la palidez de su mujer.

Muchísimas gracias por leer este capítulo.
Espero sus comentarios y sugerencias.
Saludos y besos a: User68685537, RubiUrquizaO, Verona39, OlgitaLuna, NataFonsek, FlaviaAramayo, user27550932 y user06900848