Camino

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Steve me dirigió con paso firme hacia el jardín del colegio. Ambos caminamos impenetrables uno junto al otro, la gran mayoría lo había notado pues nuestro humor no era el mejor, así que solo se apartaron de nuestro camino.

Al llegar a un punto, tiramos las mochilas junto al árbol que nos hacía sombra y Steve se cruzó de brazos suspirando fuerte. Yo tampoco tenía mucha paciencia por lo que le imité y comencé con la tortura.

- ¿Qué? - solté duro.

- ¿No piensas disculparte? - exigió.

- ¿Por qué? - Jarvis siempre decía que yo era imposible y no cambiaría solo por estar frente a frente con mi alma gemela.

- Te desapareciste por dos semanas - era claro que quería gritar pero se mordía la lengua - No dijiste nada, no respondiste mis llamadas. Nos abandonaste en plena organización, lo tuvimos que hacer sin ti.

- Oh, eso. Si, si, lo siento. No es como si me necesitaran por lo visto, así que ¿terminaste? - sabía que mi sarcasmo podía sacar de sus casillas a cualquiera y por eso era mi juego preferido para con el rubio.

- ¿Todo es un chiste para ti? - se acercó con el pecho inflado y mirada penetrante, si fuera perro me estaría retando y yo no iba a perder esta vez. Cualquiera que pasara por ahí pensaría que estábamos a punto de comenzar alguna pelea.

- Solo lo que me parece divertido - había mucha tensión en el aire y no había ni un alma en esa parte del jardín o eso me pareció.

- ¿Steve? - una voz delicada y tan femenina, que hasta para mi se escuchó agradable, cortó nuestra conversación.

- Sharon - la atención del rubio se volcó directamente hacia la muchacha de cabellera larga y rubia, ojos azules como los de Steve y sonrisa coqueta - Lo siento ahora estoy ocupado - el tono con el que se dirigió fue tan dulce que tuve ganas de vomitar. Ahí delante mío tenía a la mismísima bruja.

- Oh, perdonen - por un momento pareció tímida, pero solo era un teatro para atraer el corazón de Steve - pero el director nos ha citado a una reunión de urgencia.

Steve volteó a mirarme, era como tener la indecisión sobre si ir con ella o quedarse conmigo. Yo solo quise facilitarle el camino.

- Nosotros no tenemos nada más que hablar, ya me iba - cogí mi mochila y le dirigí una última mirada a los dos rubios.

- ¡Genial! Vamos - chilló la tal Sharon para colgarse del brazo de Steve. Esa maldita bruja roba almas.

- Tony - me detuvo Steve a medio camino. Yo le dediqué un ultima mirada dándole pie a que continuara - ¿no tienes nada que mostrarme?

Carajo. Él lo sabía, Steve sabía de mi marca y no entiendo cómo. Por un momento entre en pánico ya que si lo sabía había la posibilidad de que trate de atarme a su lado. Respire varias veces antes de responder tratando de mantener mi semblante indiferente que tuve hasta ahora. Luego, recordé las palabras de Charles y entendí que era una oportunidad de elegir mi propio camino.

- No, nada que enseñar, Rogers - logre sacar mi típica sonrisa ladina aunque sentía como si mi cara entera estuviera hecha de piedra.

- Bien, si es lo quieres, lo respeto.

Observé que Steve se fue, caminó junto a Sharon quien no lo soltó hasta entrar en las instalaciones y desaparecer por la puerta. Fue en ese momento que me desplome.

***

No sabía cuánto tiempo había pasado ahí sentado, recargando mi espalda en el árbol y mirando el pasto, pero sin mirar realmente. Podía asegurar que habían sido horas o tal vez sólo un par de minutos, pero para mi ya no tenía sentido el tiempo. Escuche unos pasos acercarse a mi, no necesite subir mi mirada para saber de quien se trataba.

Soulmates | StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora