Capítulo dos (Editado)

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Anne blomm

Habían ochenta mil guardaespaldas en la puerta.

Solo significaba una sola cosa mis padres estaba en casa...

Al entrar mis padres tomaban vino. Con una pequeña música de volumen bajo que resonaba su espacio. Como si hubieran venido en zona de paz.
A tomar vino y hacerse masajes.

_ Hola papá - dije dándole un beso en la mejilla. - el beso no significaba educación para mí. Solo fue algo automático que se hace cuando él lleva. Y recuerda que tiene una hija.

Mi madre en cambio me dió un abrazo duradero. Como si no me quisiera soltar. Como si estar cerca de mi padre fuera una tortura. Yo pensaría que si lo es. Recibí el aroma a lavanda de su cuello y el surruro de su voz, relajándome por completo. -ella solo vive en el mismo tormento que yo- no tenemos escapatoria-

_ Mírate - dijo mi madre contenta _ Estás más grande

Me reí

_ Te traje un regalo - dijo mi padre, interrumpiendo totalmente nuestra conversación como si nada.

Me gire hacia el. El saco una cajita de su bolsillo. Me lo entrego, lo abrí y había un collar con una mariposa con gemas hermosas.

_ feliz cumpleaños - me dijo

_ Gracias padre

Dije abrazándolo. Rápidamente me retracte y baje la cabeza.

_ Mi tesoro. Nos tenemos que ir por un año

Por eso me había dado el regalo

_ A donde se van - le pregunte algo molesta. -mi tesoro- solo usaba esas palabras cuando me quería manipular.

_ A una isla

_ Con Ed y ....

Ed me había caído bien. Me daba libertad para ir de compras. Saben tener padres así como ellos no es fácil. Siempre hay alguien mayor que te está observando. Y no es lo más aterrador que suena en esta familia.

_ pero ... - me empecé a quejar

Mi padre levantó su puño al aire en forma de que haga silencio.

_ Perdón - susurré. Apretando las cejas.

_ ¡Pasa! - grita mi padre hacia la derecha. Como si estuviera esperando a alguien. Todo este tiempo. Este acto era más que una más de sus mentiras. ¿Porque no me llevaba con ellos? ¿Porque no dejaba a mi madre tranquila? ¿A caso somos su abrigo de piel? ¿Sus trofeos? ¿Cuál es el sentido? No lo soporto.

_ Él es Christofer Robin. Tú nuevo guardaespaldas. - dice con total tranquilidad.

¿Que?

_ Se encargará de llevarte al instituto, a la calle, a donde quieras ir. A protegerte de cualquier peligro. - ¿Porque mis padres contratan gente que me proteja? Se supone que ese es su trabajo. Entiendo que mi padre no sea el mejor ciudadano y tenga enemigos. ¿Pero para tanto?

Me quedé con los labios entre abiertos. Quería decir lo que sentía, pero no podia contra mis padres.

Ellos siempre ganan. O más bien él.

_ Cuando se irán - dije ignorando a mi nuevo guardespaldas. Quien solo veía borroso que estaba cerca. Pero no quería ni verlo realmente.

_ Hoy.

_ Solo vinieron para decirme esto. Pudieron decírmelo por teléfono. Siempre lo hacen. Pero por mi cumple años. Uhhhh ...

_ ¡Silencio Anne Blomm! - me grita mi padre. Remangando sus mangas en forma de violencia y frustración.

Mis labios empiezan a temblar. Junto mis puños.
Me tiró a mi madre como una niña pequeña porque no sabía cuándo la volvería a ver. Ella me susurra que todo estará bien. Que ella siempre me cuidara de él. Aunque yo no lo vea. Me dijo que ella elijio la cadena y que me veía en ella. Al separarme. De su amor incondicional.

Crucé por mi nuevo guardaespaldas, chocando mi cuerpo desviado con su cuerpo. Corbata ajustada, su camisa que deja ver sus criminales coquitos, su mirada seria y sus venas fuertes. Un tremendo estúpido. Que se vendió a mi familia.

Mierda.

Sali corriendo y cerré mi puerta con llave. O eso pensé.

_ ¡Vayanse! - grito. Veo salir a mis padres por esa puerta. Sus mil guardespaldas desaparecen. Dejó caer lágrimas por mi rostro.
Después de 10 minutos eternos. Escucho una voz desconocida en mi espacio.

_ Ya se fueron - entra, como si la llave que había colocado no le hubiera afectado.

_ No me importa - ya me despedí de mi madre. Ella solo me importa-.

_ Deberías valorarlos, ellos te quieren. - juro que su voz se escuchó falsa.

_ No te pagan los hablarme. - dije tirandole una almohada.

El se muerde el labio inferior. Esquivando por completo la almohada.

_ Me pagan por todo, pequeña.

Rodé los ojos

Pero antes de que pudiera decir algo más el ya estaba cerrando la puerta detrás de él. 

Hay no... cómo odio a estos idiotas.

Me levanté de la cama tratando de botarlo, pero él era muy fuerte y me acorraló contra la pared...

Mierda mierda mierda mierda mierda.






Mi guardespaldas (SP 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora