Capítulo 20: Gracias León

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Christopher de pie firmemente, con expresión extraña. Una de sus manos se escondía en el bolsillo de su jean y la otra sostenía por los cabellos a un pequeño rubio que protestaba enfadado y se quejaba del doloroso agarre. El vampiro tironeaba fuertemente de las mechas al pequeño, como si se tratase de un perrito y su correa.

León se incorporó espantado por lo que estaba viendo, con el ceño fruncido y clavándole una mirada de odio al pelinegro.

- ¡¿Qué hacés con Rama, enfermo?! - Rugió el rizado.

- ¡Soltame! - Continuaba lloriqueando el menor.

- ¿No escuchaste? Soltalo. ¡Por favor! - Suplicó León.

- Si me lo pedís así... - Christopher levantó un poco la mano con la que llevaba al rubiecito, obligándolo a ponerse en puntas de pie, luego realizó un fuerte y repentino movimiento hacia adelante, soltándolo y dejándolo caer al suelo, logrando que se golpee y raspe las rodillas y las palmas de sus manos al "aterrizar".

- ¿Qué pasó? ¿Estás bien? - Preguntaba el rubio a Rama, mientras lo ayudaba a pararse. El chiquito no respondió. - ¡¿Qué le hiciste, Christopher?!

- Yo nada. Sólo lo ayudé.

- ¡¿Ayudarlo?! ¿De esa forma? - Sostuvo al pequeño hasta llegar al sofá, ya que caminaba con dificultad, a causa del golpe en ambas rodillas - Rama, respondeme. ¿Qué pasó? - Continuaba interrogando.

- No te responde porque no le conviene. - Soltó el pelinegro.

- ¡¿Van a explicarme que ocurrió de una vez por todas?! - Gritó exasperado León.

- Claro, yo te lo explico. - Sonrió con ironía el vampiro, recibiendo una mirada amenazante del par de ojos verdes. - Caminaba por la calle tranquilo cuando veo a un auto de la policía corriendo a un delincuente que portaba drogas y una navaja. Adiviná quién era ese delincuente.

- ¿Qué? ¿Rama? - Preguntó León mirando sorprendidamente al pequeño.

- ¡Felicidades, acertaste! - Exclamó sarcástico el vampiro.

- Es mentira. - Se excusó el rubiecito mirando al suelo.

- Pero qué niño tan desagradecido. Acabo de salvarte, insolente. - Habló Christopher con el ceño fruncido.

- Rama... - León se sentó junto al chico y tomándolo del mentón delicadamente lo obligó a mirarlo a los ojos. - Decime la verdad. - Musitó.

- Es... es cierto. - Respondió con los ojos aguados.

- Pero... ¿por qué?

- Tengo una explicación, León. Tenés que entenderme.

- ¡Ay, no puedo creer lo tiernos que se ven! - Gritó aplaudiendo con ironía el pelinegro. - No tengo más nada que hacer acá.

- ¡Christopher, esperá! - Lo detuvo el rizado y se acercó hasta la puerta para poder hablar con él. - ¿Por qué lo trajiste?

- Ya te lo dije. Estaba por... digamos que... "ayudar a la policía", vos me entendés, León. Vi que era tu mascotita y te la traje.

- No me refiero a eso. ¿Por qué lo ayudaste? ¿Por qué no continuaste con... tus planes de "ayudar a la policía"? - Hablaban dibujando en el aire comillas con sus dedos y gesticulando señas para entenderse entre sí, casi susurrando, lo que sólo generaba confusión y misterio para Rama.

- ¿Tengo que repetirlo? No voy a hacerte daño nunca, León. ¿Entendés eso?

- Pero ese argumento era válido cuando me decías que me querías, ahora que ya no te importo... - Fue interrumpido antes de acabar de hablar.

Ojos de vampiro [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora