MORGAN
No fue difícil dejarme atrapar y fingir una batalla con los cazadores. Ellos no tardaron en traerme a The blackness no si antes colocar unas ataduras fluorescentes alrededor de mis muñecas manteniéndolas amarradas frente a mí. Me di cuenta que no podía usar mis poderes en lo absoluto con esas ataduras, ¿son hechas con energías de los Durmientes? Quizás.
Las grandes puertas de metal se abren frente a mí, inhalo una respiración profunda antes de cruzarlas, los guardias a los lados me ojean con curiosidad. El interior es tan inmenso que tengo que echar la cabeza hacia atrás para ver el techo, vuelvo mi mirada al frente y el suelo brilla, un camino alfombrado que llega en la lejanía a un trono.
Shadow.
Aunque solo puedo ver su silueta a lo lejos sentado sobre su trono, mi corazón arde porque sufrí tanto pensando que lo había matado, porque creí cada una de sus palabras, porque me engañó y me quitó tantas cosas sin ningún remordimiento, porque todo estaba planeado, ¿cómo puede existir alguien capaz de hacer eso? ¿Alguien incapaz de sentir?
Su presencia es imposible de ignorar, su poder se extiende a su alrededor como una capa invisible hecha de energía bruta y poco dominada. Me recuerda a lo que sentí al ver a Aidan por primera vez como Purificador así que así es como se sienten las personas al percibirme. Por supuesto, mi presencia y la de Aidan no es nada comparada con la de él: El primer Purificador del mundo.
Una parte primitiva de mi quiere bajar la cabeza, respetar a mi antecesor y me sorprende porque eso no me pasó con Aidan.
Cada paso que doy oprime mi pecho, mi corazón ardiendo, adolorido, roto y traicionado. Mis manos se se empuñan a mis costados. A los lados del camino están todos: Los Purasangres, Convertidos e incluso humanos vestidos con ese uniforme negro con detalles carmesí que carga el símbolo de Nhyme sobre cada uno de ellos.
Todos me observan, finjo que sus miradas no me afectan de ninguna forma, pero todos tal vez sepan que soy la idiota que su rey engañó, la que hizo todo este jodido reino posible, la que básicamente coronó a Shadow y le permitió mantener su reino en The Blackness. Fui yo la que falló en su misión como Purificadora, la que fue manipulada para mantener este lugar y sus Almas Perdidas a salvo.
Y todo por amor.
Porque me enamoré hasta los huesos de él, porque desarrollé un amor tan consumidor, tan cegador que no cuestioné nada, no dudé, ni indagué nada sobre mi especie. Me confié de sus palabras, de esa mirada llena de sentimientos que me aseguraba que siempre me protegería, que todo estaría bien.
Al acercarme a él, puedo verlo mejor y quisiera decir que se ve diferente de alguna forma pero fisicamente luce igual al Shadow que amé. Él está todo de negro, con una botas de combate negras que casi llegan a sus rodillas. Su cabello negro está desordenado alrededor de su atractivo y pálido rostro. Su expresión es neutra, sus ojos rojos están sobre mí en todo momento, sus manos a los lados de su trono.
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