Genesis.

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Capítulo I : La Creación.

Versículo 1:
El angel de las mil plumas.

El Vacío es infinito, no existía principio o fin, no habia orden o caos, sólo la nada. Hasta que en una ocasión cierta energía estalló, creó la luz y la oscuridad, se formaron las estrellas y galaxias, además de nuestro planeta.

Versículo II

Un planeta sin vida, sin prosperidad, mientras pasaban millones de años aquí siempre era igual. Hasta que un día un ser celestial que fue creado por la luz en la nada, de entre todos él decidió otorgar de esperanza a esta tierra sin futuro.

Versículo III
Leviatán era su nombre, en la lengua del cosmos quiere decir "el de las mil plumas" por esta razón sabemos que era un ser alado, de imagen perfecta esculpida por el universo. Pero él sabía que si descendía a nuestro mundo tendría que dejar atrás su forma divina, así como muchos de sus hermanos celestes.

Versículo IV
El Descenso y la gran inundación

El cielo se abrió, parecía una estrella fugaz atravesando el vacío, mientras descendía de forma turbulenta, sus hermosas plumas se desprendían una a una, de ellas nacieron las plantas, dotándola de una larga existencia, capacidad de alimentarse por ellas mismas y a los que necesiten, flores, praderas, bosques y selvas, esto era bueno.

Más tarde otra cantidad de plumas de sus alas se desprendieron, de ellas fueron creadas los animales terrestres, grandes, pequeños, hermosos y fantásticos, cada uno con su propósito en la vida. Para controlar el balance y dominio animal aparecieron los primordiales seres con intelecto superior, parte inferior de un cabro, esto era bueno.

Seguía en su descenso y más plumas volaban en el viento, de estas que no descendía a la tierra, nacieron todo ser capaz de surcar los cielos, con alas o sin ellas, fueron bendecidos con destreza divina y la paciencia, esto era algo bueno para Leviatán, quien al ver la creación solo le pareció menos de un día, cuando en realidad ya habían pasado millones de años.

Pocas plumas quedaban en su alas, por fin su descenso terminó, en un extensión de tierra árida, sin plantas o animales, su verdadera forma se mostraba un inmenso dragón o serpiente con apéndices donde se sospechaba alguna vez existieron plumas, así  que solo miró al cielo y rugió con todas sus fuerzas, tanto que se escuchó por todo el planeta, por primera vez la lluvia caía del cielo, mientras Leviatán descendía era el quien colmaba de vida a los seres vivos, pero sin el en el cielo, ahora tendría el agua, esta misma creó Lagos, cascadas y océanos, una tormenta que duró 100 días, para llenar toda zona seca del mundo.

Así es como leviatán descendió hasta el rincón más profundo del mar, colocó su cabeza encima de su cola, emitió un suave murmullo que hizo temblar a toda la tierra y la lluvia terminó, al ir a dormir de sus ronquidos salieron burbujas las cuales se convertía en espuma, una pluma se juntó con aquello y así nacieron los a animales y la gente del mar, llamado los Marinus, así mismo en la tierra aquel movimiento hizo caer una pluma que aún bajaba por ahí, en un montón de arcilla que dio vida a la gente de la tierra, llamada Silvestres.

Capítulo 2: Las Tres Reliquias

Versículo I
Tres plumas de las miles que habían caído, aún reposaban en su cola, las cuales por el movimiento de la corriente se desprendieron. Aquellas se separaron iban sin rumbo en el gran Océano.

Versículo II:
La primera Pluma

Helios el Rey de las brujas del Alba, seres del viento, encontró aquella pluma, mientras el volaba sobre el Océano índigo, el había escuchado sobre estas, pero desconocía su poder, al llevarla a su reino fue colocada en un altar hecho de oro y custodiada por los más fieles Sacerdotes.

Versículo III

Un día una enfermedad azotó el reino de Helios, muchas personas morían y los más ilustres sanadores intentaron encontrar una cura pero nada servía, así que el Rey fue al altar de la pluma sagrada y comenzó su plegaria: " Toma mi existencia y hazme ser aquello que necesita mi pueblo para ser salvado". La pluma empezó a resplandecer y Helios escuchó una voz que decía "Fe".

Versículo IV
El rey tomó su cetro y lo acercó a la pluma, fundiéndose en una sola, de esa unión nació la Cruz de la Fe no sabía de qué material resulta aquel objeto, de seguro hecho por manos divinas. La colocó en su trono he hizo que su pueblo acudiera a besar aquel objeto.
Pasaron tres días y tres noches, todos se sanaron. Pero aquella cruz quería reposar junto a su verdadero dueño así que después de curar al reino, Helios lanzó la cruz al lugar donde encontró la pluma, teniendo la esperanza que su verdadero dueño la encontrara.

Versículo V
La segunda pluma

Una letal guerra se daba hace mucho años, entre los Marinus y los Piscium, todo por un territorio amplio donde según ellos estaba su tierra deseada, un paraíso submarino llamado Edén, donde según las leyendas ahí comenzó la vida de la gente del mar.

El comandante Marinus un anciano Cenerinus de nombre Merjun del clan de guerreros más ilustre. El día de la batalla decisiva, la noche anterior se dice que en sus sueños apareció leviatán en su forma angelical, de sus alas tomó una pluma y se la dio al comandante, al despertar el tenía en su regazo la pluma sagrada.

La hora del juicio a llegado, el campo de batalla lleno de los guerreros más fieros y listos para morir por su honor. El comandante de los Piscium Lord Reef, confiado por unir a su bando a bestias del abismo seres con habilidades asombrosas pero terribles.

Al sonar de la trompeta los ejércitos se acercaban cada vez más rápido, en el momento en que fueran a chocar, Merjum, sacó la pluma sagrada que resplandeció con una luz Blanca, todos compañeros y enemigos quedaron asombrados. Las bestias retrocedían, los guerreros Piscium quedaron inmovilizados, Lord Reef avergonzado avanzó solo hacía Merjum, cuando su espada iba a atravesar su cuerpo, el Marinus rápidamente unió la pluma con su tridente.

La unión provocó un gran golpe a Lord Reef, dejándolo ciego, se veía a Merjum en medio del campo de batalla blandiendo el arma hecha del material más inusual para la gente del mar, el enemigo pensó que era su final, pero El comandante era alguien noble y de buen corazón así que solo la enterró entre la Roca y arena del lugar y dijo: "Todos somos hermanos, vivamos en paz en comunidad y así crearemos el imperio que tanto merecemos". Todos los presentes solo se miraron entre sí, se acercaron lentamente y estrecharon sus manos en señal de hermandad.

Desde entonces comenzó la construcción de la Gran Ciudad capital de los mares, hasta en estos días para recordar esta gran hazaña, esta arma legendaria sigue aprisionada en la mitad de la ciudad y solo un noble podrá blandirla para dar un mensaje de paz.

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⏰ Última actualización: Aug 14, 2019 ⏰

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