Capítulo 18

1.4K 102 42
                                    

PDV Arthur.

—¿He sido un buen padre? —preguntó el rey a su fiel compañero—. ¿Qué debo hacer?  ¿abandonar a mi única hija?.

En ese instante se encontraban discutiendo la información proporcionada por Lady Yronwood, una de la doncella de Rhaenys, que había informado de los planes de la joven princesa de abandonar Desembarco del Rey, para unirse a la corte de Lanza de Sol junto con su prima, la princesa Arianne Martell.

— Es joven —respondió la Espada del Amanecer. «He indomable como el fuego; hija del Dragón y del Sol»—. Solo esta resentida por Rocadragón. El tiempo y la distancia, la tranquilizaría.

— ¿Y si no? .—Dudo Arthur; Rhaenys rara vez olvidaba las ofensas. 

— Doran Martell es un hombre sabio —señalo Arthur—. Protegerá y educara a Rhaenys. 

— No es Doran Martell quien me quitara el sueño si Rhaenys esta en Dorne —espetó el rey—. Son sus primas, las serpientes de arena, las que preocupan. Verterán hiel y veneno en los odio de Rhaenys. —Prosiguió el rey inquieto—. No quiero que mis hijos se maten. ¿Pero que puedo hacer?. Quería que los dos gobernara juntos como el rey Jaehaerys y la reina Alysanne, mas pareciera que el destino quiere reencarnar otra Danza de los Dragones.

«Los dioses son crueles». Arthur lo sabía a la perfección.— Y si le dais a Rhaenys algo parecido a Rocadragón —sugirió Arthur—. Podrías tenerla cerca y protegerla de las serpientes.

—No se conformaría con un torreón, querrá un castillo digno de un señorío .—«Y sus rentas también»—. ¿Qué otro castillo Targaryen existe?.

— Refugio Estival —le recordó a Rhaegar. El rey no evito mostrar sus sorpresa ante la idea—. Dale el oro para que pueda reconstruir el castillo. Queda cerca de Desembarco del rey, y lo suficientemente lejos de Lanza del Sol.

— Y en el feudo de mi primo .—«Robert y su gran maza»—. No quiero provocar a Robert, lo tomaría como un desafió.

— O como una reconciliación .—«He intentar saber sus intensiones»—. Una excusa para que puedas dialogar con Robert. He escuchado que ha engredado a muchos hijos tal vez...

— Todos bastardos —interrumpió el rey—. Si se hubiera casado, y he engredado una hija. No estaría buscándole una esposa Aegon. —Continuo luego de analizar más cuidadosamente sus ideas—. Estoy dispuesto hacer concesiones con mi primo, más con su hermano entablo conversaciones con los Martell. Tal vez pueda legitimar algunos de sus hijos, a su heredero. Y Vaegon volverse su paje.

—Y Rhaenys conseguiría su castillo —le recordó la idea inicial al rey.

—Mandare los cuervos correspondientes a Bastión de Tormentas —asintió satisfecho—. También necesitare convencer a Lyanna para que  tome a su sobrina como dama de honor.

—¿Sansa Stark? —preguntó, curioso ante la petición del rey. Aquella muchacha se iba casar con el futuro señor del Valle. Uniendo por sangre a los Stark con los Arryn.

— No —negó con la cabeza—. A la pequeña, Arya creó que se llama.

—¿Por qué la queréis en Desembarco del Rey?. —«¿Qué estáis planeando?».

— Doran mandara a su hijo, Tristan Martell —informó el rey—. Como mi escudero —«y tu rehén»—, una concesión que hizo después de lo revueltas en la Marca.— «Si es que quería que su sobrina  volvería». Randyll Tarly había capturo a una de las serpientes de arena en las Montaña Roja. El señor de Colina Cuerno había sido sensato en no rebanarle el cuello, aquello solo hubiera enfurecido a la Víbora Roja, alargando el conflicto.

El reinado de RhaegarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora