El reinado de Rhaegar

Capítulo 11 [ Parte 1]

Era un libro blanco sobre una mesa blanca en una habitación blanca. 

La habitación era redonda y las paredes de piedra blanca, con tapices de lana blanca. Ocupaba el primer piso de la Torre de la Espada Blanca, una esbelta edificación de cuatro pisos que se alzaba en un ángulo del muro del castillo y desde la que se dominaba la bahía. En la cripta se guardaban las armas y armaduras, los pisos segundo y tercero albergaban las celdas austeras y pequeñas donde dormían los seis hermanos de la Guardia Real. El ultimo piso estaba destinada para el Lord Comandante. Arthur había ocupado aquel piso desde la muerte de Ser Gerold Hightower el entonces Lord Comandante. 

Arthur se encontraba sentado junto al libro, esperando la llegada de sus hermanos. Abrió el libro en la pagina dedica a él y leyó un fragmento. 

"Peleo valientemente en la batalla de Foso Cailin, matando en combate singular a Ser Gerold Thorne, Tarold de Qohor la cabra sangrienta y a Ser Rosse Mares el caballero pirómano". «El caballero que lideraba el ejercito de Aerys, el mercenario traído desde Essos para reforzar sus lineas y el bastardo del alquimistas preferido de Aerys» recordó la espada del alba.

Arthur mentiría si dijera que recordaba el rostro de aquellos hombres, ni siquiera recordaba haber peleado con todo ellos. «Ese día mate a muchos hombres. Algunos no merecían morir».

Había pasado años desde la batalla de Foso Cailin cuando peleo junto con su rey, aunque en ese entonces todavía era príncipe de Rocadragon. 

Huyeron al Norte, donde Lord Stark les prometía asilo. «O picas para clavar nuestras cabezas por haber secuestrado a su única hija». Pero los consejos de Lady Lyarra Stark y la propia ambición de Lord Rickard Stark, el lobo que soñaba con el sur, habían persuadido al Señor de Invernalia que acepto el matrimonio de su hija, y convoco a sus abanderados rebelándose abiertamente al rey.

Rhaegar y Arthur llegaron a Foso Cailin resguardados por los cien caballeros de Lord Stark que tenían la misión de traer sana y salva a la Flor del Norte. En Foso Cailin encontraron al resto de los hombres que defenderían la entrada del Norte, mientras que en Invernalia se reunían las hueste norteñas. 

Quinientos arqueros, trescientas espadas y doscientos jinetes protegerían el Norte del ejercito mandado por Aerys para arrestar a Rhaegar. «Un ejercito pequeño comparado con el de Aerys» reflexiono la Espada del Alba. 

Rhaegar se encargaría de dirigir la guarnición de arqueros que resguardarían la antigua fortaleza. Él resistiría el ataque frontal de las fuerza reales, mientras que Arthur dirigía las escaramuzas desde la retaguardia del enemigo.

Los lacustres, vasallos leales de los Stark, guiaron a los jinetes por todo el pantano. «Algunos se ahogaron por el propio peso de su armadura, otros por mordeduras de serpientes y hubieran muerto mucho más si no fuera por que aquellos pequeños hombres conocían bien sus tierras».

Cuando Ser Thorne emprendió el asalto a la fortaleza, Arthur apareció desde el sur del camino real con toda la pequeña caballería norteña, reforzado por los lacustres y algunos pequeños señores que gobernaban cerca del Cuello.

La gran mayoría del ejercito real iba en dos lineas recta a través del único camino seco, debido a que el camino era demasiado estrecho y no permitía el despliegue de las hileras. Lluvias de flechas caían sobre ellos proveniente de las tres torres. 

En la retaguardia el camino era más ancho, lo que les permitían extenderse en pequeños contingente de caballería y arqueros. «De nada servia los caballos tierra adentro». 

Arthur emprendió la carga sobre la mesnada que sostenían los estandarte reales y la cual se encontraba en el medio de la retaguardia. «Mate a tantos hombres como pude. Tal vez una docena o tal vez más. Todos eran lentos y con movimientos torpes. Apenas sabían manejar la espada y la mayoría se cagaban encima al ver que estaban rodeados».