3. Un collar por un vestido

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Mientras los patriarcas se despedían de algunos de sus amigo, Camila se acercó al balcón que daba a los jardines, de lejos pude ver un caballero atravesando los jardines de manera acelerada y de tras de él un vestido rojo tratando de darle alcance, en estos bailes este tipo de escenas no eran causa de sorpresa, pero siempre daba curiosidad la pareja de amantes que pudieran ser encontrados en una situación comprometedora, muchas jóvenes de su edad habían encontrado marido de ese método, la chica solo sonrió y prefirió regresar al lado de sus padres, el humor no le daba para estar de cotilla

Salieron del baile temprano el humor de la matriarca no era el mejor y menos al ver el próximo enlace matrimonial, cuando los prometidos se acercaron a saludar Francisco alejo a Camila del paso con una salida muy poco discreta, en el carruaje no se tocó más el tema del Duque, pero si la fiesta de la siguiente semana y toda su atención se centró en ello, el baile de máscaras que organizará la Viuda Dupont, todos sabían que ese baile se llevaba a cabo para que ella pudiera andar con sus amantes de manera publica

Cuando volvieron a casa Camila se encerró en su habitación, ahí sola fue cuando dejo que su máscara de hierro cayo, comenzó a llorar y dejo que el sentido de vacío inundara su corazón nuevamente, no entendía como Amelia se convirtió en la prometida de Nicolás, ella estuvo un par de meses en Francia, visitando a sus familiares era imposible que durante este tiempo ellos estuvieran en contacto, algo en la historia estaba mal

La noticia del compromiso invadió varios periódicos de la ciudad, pero no se le dio la atención esperada, sin embargo la llegada del nuevo Duque a la sociedad era la que estaba abarrotando tanto sociales como económicas, varias de familias tenían negocios con el dichoso nuevo Duque del cual hasta el momento no se sabía más que su nombre Maximiliano, todos querían saber que rostro portaría el próximo miembro de la sociedad

Camila escuchaba la conversación donde su padre comentaba que todos estaban preocupados, el joven tendría modos americanos que nada estaban familiarizados a como ellos acostumbraban a hacer negocio, el mismo no sabía que esperar de todo eso, solo sabían el nombre que la sociedad inglesa le había dado "El Duque Americano"

Los días pasaban, una tarde pudo ver en cara de sus padres como la miran con pesar, lo que menos necesitaba era que sintieran pena por ella, por lo menos la frase "Te lo dije" no había salido en ninguna conversación, su madre la llevo a comprar un vestido para la fiesta de máscaras y tenía la indicación del patriarca de no escatimar en gastos, pero cuando ella se percató del camino estaban demasiado lejos de la casa de la modista

—Mama, creo que la modista la pasamos calles atrás — Camila estaba tan sumida en sus pensamientos que no de daba cuenta hacia donde iba

— Esa vendedora de vestidos barata, no volverá a vender un solo vestido en esta ciudad, todas mis amigas están enterradas de lo que hizo — Miro con sorpresa a su madre parecía verdaderamente molesta, se sintió mal por la pobre señora, pero sabía que su madre no daría su brazo a torcer, además no podía negar que el fondo le alegraba, pero eso no le quitaba la sensación de vació que tenía al pensar en Nicolás

— Bueno entonces quien confeccionara los vestidos que quieres que llevemos a la velada

— Madame Voltee — Voltee era una diseñadora un poco exuberante, normalmente iban con ellas las viudas que vestían vestidos extravagantes, buscando maridos jóvenes o amantes que les satisficiera

— Ella no es... — ni siquiera podía pronunciarlo

— Lo sé pero es buena, hace diseños espectaculares y yo supervisare el tuyo para que no se exceda, además la verdad ella confecciona la lencería que utilizo desde el día que me case con tu padre

EL DUQUE AMERICANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora