El esposo de un abogado |Sasunaru|

Capítulo 28; El abogado de Seattle.

—¿No creees que estás pensando demasiado todo esto? —Kasumi alzó una ceja, mientras miraba al Nakamura. Éste se pasó una toalla por el cuello y la miró como si dijera una locura, a él le sonaba a locura totalmente pero la mujer estaba familiarizada con los Uchiha, no había nada más que loco que eso—. Oh vamos, no es por dinero que te estás negando a esto. Eres rico, por amor a los dioses. ¿Por qué no?

—Le dije que soy el ex de su esposo —Hiro chasqueó la lengua, como si aquello dejara en evidencia la razón por la que se negaba a aceptar lo que decía su loca amiga. A ella, claro, no le importaba su parecer.

—Nimiedades —ella hizo un ademán, restándole importancia—. Si quieres justicia, tendrás que buscar la opción correcta, y te lo digo yo. Sasuke Uchiha es el abogado que tú necesitas, Hiro. Además. ¿Lo eres, no? No mentiste ni nada por el estilo. Ya lo olvidará, déjalo así.

El pelinegro hizo una mueca. Los Uchiha podían ser de todo menos... buenos olvidando. 

—Estaba pensando en acercarme a Naruto de nuevo —le confesó, mirando hacia el techo del cuarto de hotel donde se hospedaba—, no sé como se tome que intento cortejar a su esposo. 

—Ni lo pienses —advirtió Kasumi, mientras lo golpeaba en la cabeza con un periódico que leía anteriormente—. Sasuke Uchiha ya tiene demasiado con todo lo que está sucediendo, no queremos agregar un nuevo divorcio a la lista. 

—Bien —masculló, no tan contento con la respuesta. Lo que necesitaba podía hacer esperar un poco a sus deseos, pero eso se podría arreglar después, había que priorizar su problema y luego conseguir el... No, negó con la cabeza y la miró de nuevo—. Espera... ¿Cómo que un nuevo divorcio?

—Estás siendo extrañamente muy bueno con ellos —Sai se sentó a su lado con su tipíca sonrisa falsa, Sasuke bebía whiskey—. ¿Qué pasa? ¿Ya no te sientes digno de ser el abogado de Seattle?

—No creo que eso sea lo que ellos necesitan ahora —dijo Sasuke, señalando su espalda con su mentón—. Justo ahora necesitan un defensor, pero no precisamente uno de la ley. Sólo mira esto, una vez antes hice esto. Zabuza tenía un ayudante con esa misma mascára y cuando nos conocimos, literalmente nos atacó. Protegí a Naruto y casi muero, pero le dio la fuerza a él para seguir luchando y se ganó el respeto de Zabuza. 

Sai negó con la cabeza. 

—Naruto es así —admitió el pelinegro—, siempre consigue ganarse el corazón de las personas. Aun si son los más terribles villanos. ¿Sabes qué? Deberíamos ponerlo en la misma habitación que Kaguya y darle dos horas para que se vuelvan mejores amigos. 

Sasuke sonrió de lado. 

—No dudo para nada de las habilidades de orador que posee mi dulce dobe, pero jamás me arriesgaría de esa forma —objetó. Sabía bien quién era Kaguya Otsusuki,  y lo que era capaz de hacer. Ella no era una villana cualquiera, era la personificación del diablo en persona—. Kaguya pudo matarme mucho tiempo atrás y no lo hizo. No es algo para bromear tampoco.

—Lo dice el hombre que fue herido por agujas de acupuntura. Amigo, ni con eso consiguieron desestresarte un poco —le puso una mano sobre el hombro y Sasuke hizo una leve mueca, Sai lo soltó y se disculpó con una mueca por lastimarlo—. Pero en serio, imagínate que el libro que lee Inojin fuera verdad y el estrés fuera un superpoder. Serías... Superman. 

—Ya lo soy —bromeó, con una sonrisa. Sai rodó los ojos—. Entonces, ¿cómo lo llevas todo en Seattle? ¿Qué hay de Ino? ¿Cómo está ella?

—No tan bien como debería, sabes que la afecta mucho esto que está sucediendo. Desde que su padre desapareció está muy tensa, en cuanto a Inoichi no hay mucho qué decir, mi hijo es... único —nuevamente sonrió, y Sasuke quiso reír, pero el trasfondo de todo era tan tétrico que no se lo permitió—. ¿Qué hay de lo de Takahiro? ¿Cómo se ha tomado Naruto tu amistad con Gaara?