Capítulo 29; Los Otsutsuki.

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Amnesia:

Recordad siempre que los créditos de los fanarts a quien los hace. Son arte.

¿Saben algo? La novela está por ponerse un poco "violenta" (no literal, pero sí les voy a hacer preocuparse, perder cabello, bajar de peso, y comer mucho helado) de ahora en adelante así que agarrense fuerte de su teléfono o laptop ;).

También sepan que aunque ya volví oficialmente he estado ocupada estudiando para el examen de admisión, que fue hoy y ando re nerviosa en cuanto a los resultados o como voy a salir y eso, y en un par de semanas empiezo las terapias así que no estoy muy segura de cada cuando vaya a estar actualizando.

Psdt: Se ven bien, aunque no les vea. 

Un beso.

Amnesia fuera.

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—Namikaze —Kaguya estaba sentada frente a él, el rubio de ojos azules alzó la mirada. Lo habían torturado crudamente aquella mañana, solo para que no pudiera resistirse a estar a los pies de esa arpía peliblanca como en sus encuentros anteriores—. Siempre es un placer tenerte.

—No puedo decir eso —escupió sangre y la miró, con furia—. He estado en mejores infiernos.

La mujer sonrió de lado.

—Bueno saberlo —dijo, y miró a su compañero. Atrás de ella estaban Ren Aizawa y su hijo peliblanco, Hamura Otsutsuki—. Desatenlo, quiero que se ponga de pie... Si puedes, Namikaze, dejaré que dejes de arrastrarte.

Antes de que la persona que lo sostenía hiciera algún movimiento, Kaguya alzó la mano para detenerlo y mirar amenazante al rubio.

—Sólo... si me dices donde lo ocultan —aclaró, y miró al doncel de mascára blanca que Ren había traído para servirle—. De otra manera, te arrastrará hasta tus aposentos, porque no podrás siquiera arrodillarte. ¿Entiendes, Namikaze?

—Jamás —El de ojos azules la miró fijamente y sonrió de medio lado, mientras aguantaba las cuerdas siendo ajustadas, quemando alrededor de sus muñecas y tobillos—. No te diré nada.

—Ese orgullo no te llevará a ninguna parte, Namikaze —advirtió, mientras se recostaba sobre el sillón—, pero admiro tu persistencia en querer ocultar a ese pobre y desgraciado personaje.  

—No te diré nada —repitió, mientras sonreía al sentir la presión en el agarre que el doncel enmascarado estaba ejerciendo sobre las cuerdas—. Jamás.

—Uh, lo harás —dijo—. O tu princesa querida morirá. ¿No eres tú quien pidió que no tocara a tus hijos? Dime ya, Namikaze. ¿Por qué tanto esfuerzo en proteger a alguien que pudo haber dañado la familia de Naruto-kun? ¿Acaso no piensas en los Uchiha que te han lastimado a ti?

El rubio frunció el ceño y gruñó.

—No tocarás a mis hijos, porque me necesitas —aseguró—, y si alguno llega a tener un simple raspón... puedes atenerte a que toda la información que pueda tener sobre Kisame y Takahiro, morirá conmigo.

—Uh, por fin —sonrió—. Empieza con Kisame, el Uchiha puede esperar un poco.

El ojiazul frunció el ceño. 

El esposo de un abogado |Sasunaru|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora