Amante » Yoonmin [율민]

[capítulo nueve;;]

Si comentan me dan más ganas de actualizar, rápido y seguro:(

Besos. Uno en su cuello, en la herida de su pecho, en la de su hombro, en la de sus labios. Caricias, en mis muslos, cintura y rostro. Su cuerpo no se movía, simplemente no reaccionaba, tan sumiso, tan débil, solo ante el toque del pálido, Jimin reaccionaba así, tan perdido y lejano a la realidad con solo unos roces, a pesar de toda la desgracia, traición y mentiras de esa secreta relación, seguía ahí, como todo un masoquista.

—Cada vez estás más sano, esas cortadas ya no se ven tan mal ¿eh? —acarició su piel, causándole un escalofrío y por ende un pequeño respingo cuando la yema de su dedo tocó el borde de su casi cicatrizada raspadura.

El rubio hizo una mueca, encogiéndose de hombros con indiferencia, para luego volver a fijarse en el blanco pálido del techo, acostado sobre el suave colchón mientras el mayor proporcionaba caricias en todo su delicado cuerpo. Jimin temblaba en demasía, estaba nervioso, no sabía cómo calmar los latidos de su corazón en ese momento, seguía impactado, hoy, se cumplía una semana en la que Yoongi no lo tocó ni una sola vez con otra intención que no fuera solo cariñosa, o para sanar alguna de sus fisuras.

El pálido sonrió cuando su vista logró chocar con la del más bajo, subiendo sus besos por su pecho, clavículas, y mentón, hasta llegar a sus labios y depositar castos besos llenos de ternura, para luego acostarse a su lado, atrayendo el lastimado cuerpecito de Jimin hasta el suyo, y abrazarlo con una delicadeza extrema, como si se tratara de un pequeño cristal.

—¿Por que no has ido con Mark?

Silencio. El chico de mejillas regordetas frunció el ceño, molesto consigo mismo al notar cómo había cambiado el ambiente drásticamente por su culpa.

—Le dije que tenía un viaje de trabajo.

Respondió con sencillez, maltratando levemente el lastimado corazón del rubio cada vez que ese tema llegaba a tocarse al estar juntos. Se encogió de hombros nuevamente. Jimin se levantó caminando hasta su armario, sacando un gran suéter negro con un pantalón deportivo de algodón del mismo junto con un gorrino, y con sumo cuidado de no lastimarse, de cambió, para después acercarse de forma torpe al contrario y sentarse en su regazo.

—¿Me acompañas al supermercado? necesito hacer unas compras, casi no tengo comida en la alacena.

••••••

—¿Estás seguro de que necesitas esto, Jimin?

—Por supuesto, ¡Es una pequeña cama rosada y con corazones para gatitos!

—¡No siquiera tienes un gato!

Jimin se cruzó de brazos molesto, haciendo un puchero y tomando la pequeña cama para meterla al carrito nuevamente.

—Igual no te pedí tu opinión sobre mi gato invisible que, ¡obviamente no ves!

La ternura que le causó esa pequeña actitud de Jimin al pálido, le hizo cosquillas en el pecho. Sin pensarlo se acercó a abrazar al más bajo por la espalda, pegando está a su propio pecho y comenzando a besar sus regordetas mejillas que pronto se tornaron color carmesí intenso.

—Yoongi, no hagas esto aquí, un conocido de Mark puede vernos, incluso un amigo tuyo, te meterás en problemas.

Yoongi hizo caso omiso para luego voltear el delgado cuerpecito y pegarlo con suavidad a la alacena, acercándose de nuevo para esta vez, dejar cortos besos en sus gruesos y rojizos labios, aquellos que se veían tan apetecibles ante sus ojos.

—Yoongi, para...

Otro beso se hizo presente, callándolo mientras acariciaba con cuidado su espalda para relajarlo, cada palabra que salía de la boca del más bajo, era callada por un beso del pálido, haciéndolo sonreír como tonto sobre los labios del mayor, algo que este también hizo.

Jimin se encontraba realmente sorprendido, pero como siempre, y cuando Yoongi se ponía cariñoso, no iba a decir nada para que ese maravilloso momento no terminara, no quería que el mayor se volviera frío nuevamente, quería disfrutar al máximo de aquellos mimos y besos en lugares públicos los cuales claramente no le importaban mucho ahora mismo.
Las personas que pasaban por ahí tenían diferentes reacciones, unas de asco, unas los miraban con ternura, y algunas colegialas se quedaban a pegar grititos por la tierna escena.

—Jimin, ¿ya logré callarte?

Preguntó luego de dejar una última mordida sobre el labio inferior de su pareja, la cual asintió rápidamente, después intentando esconder su sonrojo en sus manitas, una de estas fue sacada de su rostro, entrelazándose luego con la gran mano del pálido, notándose la linda diferencia entre estas, mientras caminaban a la caja para pagar sus productos.

—Es lindo.

—¿Que?

—Andar de la mano contigo, en lugares públicos, sin ti pedírtelo y que...que no te importa que nos vean.

—¿Sabes que más es lindo?

Jimin lo miró parpadeando varias veces curiosidad, recibiendo un rápido beso del pálido, en medio de la fila de la caja.

—Tú, Jimin, eres muy lindo.

Confusión.