Shawn caminaba sonriente hacia el departamento de Camila con un enorme ramo de rosas entre sus manos. Ella jamás le dijo cuáles eran sus flores favoritas, pero la intención es lo que cuenta. Oh, y por supuesto que no se había olvidado de ese pequeño cabellos de oro, pues para él llevaba un bote de helado de chocolate y almendras: su favorito.
Supo que ese era su sabor favorito de helado debido a que era el sabor que siempre pedía cuando salían, por eso no le fue tan difícil adivinar.
Debido a que el elevador para subir estaba descompuesto, tuvo que subir 6 pisos para poder llegar a su departamento. La subida no era realmente corta, pero lo valía. Y no quería ser exagerado, pero si por él fuera, sería capaz de escalar toda una montaña para poder ver esa sonrisa que hacía su corazón saltar en su pecho; siendo incapaz de contener todas esas emociones en un solo lugar, tratando de darle señales mientras esperaba ser correspondido.
Cuando finalmente estuvo frente a su puerta dio tres toques suaves a la fina madera, frunciendo el ceño cuando después de un minuto la puerta no fue abierta.
Tocó de nuevo, esta vez la puerta fue abierta y definitivamente no esperaba ver a un pequeño Michael de ojitos hinchados y apagados. Abrió la puerta completamente y se sorprendió al ver toda la casa desordenada. Cosas estaban desparramadas por todas partes; fotos tiradas y cristales rotos siendo cómplices de que algo había ocurrido.
Al verlo, el pequeño de azul mirar hizo un puchero con su labio inferior y se lanzó a sus brazos; llorando fuertemente, aferrándose a su camisa.
Shawn lo sostuvo fuerte contra su pecho y por un momento olvidó que llevaba cosas en las manos, dejándolas en ningún lugar en particular. Como pudo entró y cerró la puerta, con su rostro reflejando preocupación.
—Michael, ¿qué ocurre? ¿Dónde está tu madre? —el pequeño soltaba hipidos mientras enormes lágrimas recorrían su rostro con desesperación.
— ¡Hay un fantasma! ¡Le hizo daño a mi mami! —gritó desesperado, casi retorciéndose y justo en el momento en el que el rizado piensa que no puede estar más preocupado, un fuerte ruido se escucha desde la habitación de Camila.
Shawn se levanta con el rubio en brazos, corriendo apresurado hacia el lugar de donde el ruido provino.
Sintió inquietud y una especie de desasosiego* en el corazón al ver a Camila arrojando marcos de fotos hacia la pared. En las fotos podía apreciarse a una Camila más pequeña en la Torre Eiffel, fotos con sus padres y con una chica pelirroja apenas más alta que ella.
Arrojaba todo con desesperación, como si de un momento a otro todo eso no tuviera ningún valor.
— ¿Camila?... ¿qué está ocurriendo? —él trata de acercarse, pero una delicada mano lo empuja hacia atrás débilmente. Y es entonces cuando finalmente logra ver su cara. Su maquillaje está corrido al igual que su labial. Con miles de gotas de cristal haciendo un recorrido desde las comisuras de sus ojos hasta su barbilla.
Su piel luce sin color, tal vez demasiado. Está pálida y cuando ella nota que él lleva mucho tiempo mirándola cubre su rostro con sus manos.
—Dios, Camila, ¿qué te hiciste?
Toma sus muñecas con delicadeza, observado con pesadumbre las marcas notoriamente recientes sobre ellas. La sangre salía de las cortadas como si no tuviese final.
Ella trata de alejarse nuevamente, pero los brazos del rizado atrayéndola hacia él hacen que se relaje sólo un poco.
Shawn la estruja entre sus brazos, preguntándose qué es lo que está mal. Se acerca hacia la cama y la deja ahí, no sin antes depositar un beso sobre su frente.
Michael continúa en sus brazos, mirando todo con preocupación. Shawn se levanta y lo lleva hacia su habitación. Con la mirada busca el bote de helado de compró y lo toma, busca en la cocina una pequeña copa para poder servir una porción.
Camina hacia la habitación de Michael y recuesta al pequeño sobre su cama mientras da suaves caricias sobre su crespo cabello unas cuántas veces, tratando de hacer algo para que se relaje. No pasa mucho tiempo cuando nota que el pequeño ya está dormido.
Regresa hacia la habitación de Camila, notando que ahora luce más relajada. Se acerca con cuidado, temiendo asustarla o algo parecido. Ella lo mira con ojos de cristal, casi a punto de quebrarse otra vez. Su labio inferior tiembla y él la abraza de nuevo, tratando de calmarla mientras da suaves caricias sobre su hombro.
—Me preocupas mucho, chérie. Dime por favor qué está ocurriendo; —murmura—nadie merece tus lágrimas, y quien las merezca no te hará llorar.
La castaña inhala profundamente, finalmente atreviéndose a mirarlo a los ojos.
Siente su corazón estrujarse cuando ve al chico mirarla con preocupación. El rizado toma sus dos manos juntas y las aprieta, tratando de darle seguridad.
—Quiso hacerme daño. —Una lágrima traicionera cae sobre su mejilla con desliz, haciendo todo más dramático. Haciéndola sentir patética.
Shawn frunce su ceño; con el rostro abarrotado** de preocupación. No tiene completamente claro que es lo que pasa, pero ella dijo que alguien quiso hacerle daño. Él rizado toma su rostro y lo examina con preocupación para después, soltar todo el aire contenido en sus pulmones al ver que no había ni un rasguño en su rostro.
Deja sus manos en sus mejillas, rozándolas suavemente y con dulzura con las yemas de sus pulgares.
— ¿Quién? ¿Quién fue?
—E-el padre de Michael.
____________
Desasosiego*: Intranquilidad o falta de sosiego.
Chérie: Cariño.
Abarrotado**: Que tiene en gran cantidad lo que se expresa.
ESTÁS LEYENDO
Precious
RomansaAlgunas veces sólo tomamos el amor que creemos merecer. CAMILA-CENTRIC.