Capítulo 21: Ilegal

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"El machismo se traduce en el miedo del hombre al empoderamiento de la mujer"—Vall.

M E G A N

—Puede que ya no seas la entrenadora-asistente del equipo RG.

Tartamudeo "¿Cómo?" por algunos segundos hasta que encuentro las palabras para formar una oración.

—¿Quieres echarme?

Es lo primero que cruza por mi cabeza. Descubrió lo que quiero hacer y por eso está tomando represalias. Me quitará el puesto y me mandará de nuevo con mis padres al suroeste. Tiemblo de solo pensar en lo que me encontraré si vuelvo a mi ciudad natal.

" —Megan, ¿Por qué no nos contaste que eras la cobarde del grupo? —él ríe y como siempre los demás lo imitan.

Sus burlas después de mi accidente se volvieron constantes. Me volví su nuevo blanco."

No puedo volver. No quiero volver.

—¿Por qué te echaría o porque crees que te echaría? —cuestiona mi tío.

Así damas y caballeros cavas tu propia tumba.

—No lo sé—contesto rápidamente—. Tú no vas por la vida y sueltas una bomba de ese tamaño.

Mis dedos tiemblan. Mis pensamientos aún no digieren toda la información. No volverás al suroeste. No tendrás que volver a ser la Perla Sheppard.

Trato de recordarme buscando mi lugar neutral. El lugar en mi mente al que recurro cada vez que debo suprimir mis pensamientos.

—Megan, cálmate—él me sienta en la grada—. Respira, no vas a volver a casa.

Mis piernas se mueven constantemente como si quisieran ayudarme a huir—. Respeto tu decisión de mostrar tus emociones—aquella última frase hierve mi sangre.

Me recuerda a mi padre.

"Respeto tu decisión de mostrar tus emociones" es la frase que hace honor a la cuarta regla de mi apellido.

La regla #4 Sheppard dictamina que los Sheppards no pueden ocultar sus emociones: "Si necesitas decir algo debes decirlo, aunque así alguien salga herido"

Recuerdo lo hipócrita que es esa regla, sin embargo, debo admitir que si hubiera seguido esa regla al pie de la letra puede que no hubiera llegado a casi lograr mi cometido.

"La sangre en el piso. Ese color rojo carmesí es lo último que veo. Lo último que escucho es un grito estruendoso."

Aquel recuerdo está fresco, como las flores en su estación correspondiente.

—Megan, estamos en un lugar público—me recuerda con ese tono de esclavo, aquel que usa cuando menciona las reglas de nuestro apellido.

Carraspeo para aliviar el nudo de mi garganta.

—Lo sé, solo trajo muchos recuerdos.

Mi voz se torna seria, por primera vez, desde aquel suceso recurro a la voz que usaba para decirles "Suerte" a mi contrincante antes de cada batalla—Sheppard, explica tu frase.

—Estaba cumpliendo con las reglas—mentalmente ruedo mis ojos. Me criaron para ser una persona educada, pero dejaron muchos espacios en blanco en ese aspecto—. Me encontré con el entrenador del equipo SW y por supuesto que le expuse mis pensamientos sobre la forma en la que disciplina a sus nadadores. El ignorante ese respondió que quien tiene que mejorar su forma de entrenar, soy yo.

—¿A qué se refería?

—Ese idiota siempre ha sabido que botones apretar para sacarme de mis cabales—. En eso tiene razón. A pesar de la devoción que mi tío le tiene a las reglas familiares su uso de la regla #4 es limitado—. No puedo hacer nada al respecto. Él trata de fastidiarnos para cubrir el hecho de que somos un equipo de competencia élite que ha logrado temporadas invictas. Lo que hizo ahora es un movimiento de cobardes.

¡¿ELLA ES MI ENTRENADORA?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora