Especial de Navidad🎄🎁

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24 de diciembre del 2015.

M I C H A E L

—¡Faltan menos de 20 horas para Navidad! —exclama mi hermana saltando sobre mí.

—¡Lo sé! —contesto imitando su entusiasmo—. Por eso necesito dormir pequeña come mocos—apunto adormilado y me envuelvo en mis sabanas navideñas. En esta familia, la navidad se celebra a lo grande.

—¡Vamos sir, tonto! —intenta moverme fallando en el intento. Ella se sienta a mi lado cruzada de brazos. Como si ella hubiera gritado por ayuda, Abby entra a mi habitación sin tocar.

Mi puerta debería ser tocada para pedir permiso para pasar. ¡Ya soy un adolescente! Debo tener más privacidad. Entrecierro mis ojos mirando a mi tía quien claramente ignora todas mis solicitudes.

—Vamos Mickey, tenemos que preparar los tradicionales pancakes navideños —Abby se acerca con esa mirada de mala intenciones.

—No, No —retrocedo.

Ella sigue avanzando, ríe a carcajadas disfrutando del momento. Abby ríe todo el tiempo. Suelta una carcajada masiva cuando logra hacerme retroceder lo suficiente para hacerme caer en el suelo. Mientras ríe se acerca a mí.

—¿Estás bien?, ¿Nada roto?, ¿Todo en su lugar? —pregunta mientras esboza una sonrisa.

—No.

Me mira con ternura— Mickey, a veces eres muy adolescente.

—Michael—corrijo.

—No mientras yo viva—ofrece su mano para levantarme desordenando mi cabello.

Abby me dice "Mickey" desde que era un bebe. No hay un significado muy profundo detrás de su apodo, es la combinación de dos hechos. Me gustaba Mickey y me costaba pronunciar mi nombre.

—Genial, seré Mickey toda mi vida—refunfuño.

—Piensa positivo, odioso adolescente. Cuando tengas novia será tu minnie.

—Estás loca —comento levantado.

—A toda honra—sonríe burlona—, vamos pequeña prodigio. Tu hermano hará un esfuerzo en arreglarse para no oler tan mal—se cubre la nariz—, cuando termines bajas a ayudarnos con los pancakes.

Podría tratar de defenderme diciendo que no huelo tan mal...La verdad es que no huelo exactamente a rosas al despertar.

Abby se lleva a Sofie montada en su espalda. Arrastro mis pies hacia el baño, no intentaré volver a dormir. Si intento volver a dormir ellas volverán, con algo como agua o peor. Abby y Sofie juntas son peligrosas.

Minutos después bajo a la cocina. Sofie está batiendo la mezcla, Abby está calentando el sartén. Me uno a ellas pasando la mañana en una combinación de chistes malos navideños contados por Abby y Sofie ensuciándonos con harina.

Abby nos pide que despertemos a nuestros padres mientras ella despierta a los suyos, o sea mis abuelos. Después de despertarlos tenemos un desayuno familiar navideño que termina con la abuela, Abby y mamá cantando villancicos.

Amo a mi familia, pero vaya que son fans intensos de la época navideña. Al término del cuarto villancico, me acerco a mamá para pedirle permiso para reunirme con los chicos y Debby.

—Está bien, regresa temprano.

—Teniendo en cuenta la promesa de Abby sobre molestarme eternamente, no lo sé—bromeo.

—Máximo hasta las siete de la noche, recuerda responderme todas las llamadas—advierte mi madre.

Asiento obediente. Me despido de toda la familia y salgo de la casa para entrar a la de mi vecino. Toco la puerta y la Sra Glenis abre la puerta recibiéndome con sus galletas navideñas caseras.

¡¿ELLA ES MI ENTRENADORA?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora