M E G A N
Papá quiso obligarme a volver al suroeste.
Volver a ese lugar es firmar mi sentencia.
Por lo que me negué a su petición impulsada por el acto de rebeldía de mi prima. Terminamos peleando. Aunque suene imposible yo nunca había cuestionado la autoridad de mi padre. Mi madre y hermano apoyaron mi negación aumentando la rabia de mi padre.
Culpó a Skylar y al "espíritu" diabólico que sigue en mí.
Debería sentirme mal por crear una barrera entre mi padre y yo, sin embargo, solo puedo sentir alivio. Esa barrera mantendrá mis sentimientos a salvo mientras trabajo en la abolición de las reglas. En estos momentos prefiero tenerlo alejado que cerca. Si no logro mi cometido y me sacan de la familia al menos tendré esta discusión que servirá de prueba. Para probar qué tan desequilibrante es estar lejos de mi familia.
Skylar se paseó por la fiesta hablando con aquellos que aceptaran tener una conversación con ella. Lo último que hizo fue dirigirse al bar para hablar con mi tío. Jhonny habló con nosotros. Tuvimos una conversación que logró hacernos olvidar por un momento los problemas que nos rodean.
Me despedí de mi madre y de mi hermano. Me despedí por mensaje en chats individuales, gracias a que mi padre como el adulto rencoroso que es no tardó mucho en sacarme del grupo familiar.
No fue una idea muy inteligente de mi parte hacerlo administrador.
Por el bien de todos Michael manejó conmigo de copiloto. Adrien y Chad se encargaron de montar a mi tío y cuidarlo. Cal y Deb se sentaron atrás revisando la veracidad de las firmas, llevando un conteo para saber cuántas nos faltan.
Dejamos a todos en casa. Al dejar a los gemelos cambio de asiento con Michael para dejarlo a él y a Adrien en su vecindario. Manejé hacia casa con mi tío en el asiento de atrás acostado.
Yo pensé que mudarme traería paz.
Llegamos y mi tío se bajó rápidamente. Lo perseguí para terminar encontrándolo en el armario de botellas. No pude detenerlo. Se veía tan destrozado, tanto que podía transmitir su dolor.
Por eso él está en estos momentos en la orilla de la piscina bebiendo y yo en el marco de la puerta del patio asegurándome de que no le pase nada.
—Todo esto es mi culpa—asegura tomando otro trago.
Ese trago apretó los botones adecuados. Mi tío empezó a sollozar. No lo había visto llorar desde el funeral de mi tía Sheryl, no lo había visto llorar desde la muerte de su esposa.
Debatir con él es improductivo porque no recordará nada. Igual me siento a su lado para escucharlo pues ambos necesitamos esta conversación que no tendremos en otras circunstancias.
—¿Qué es tu culpa?
—La muerte de Sheryl es mi culpa. Que nunca se hiciera justicia es mi culpa. Todo el sufrimiento de Skylar es mi culpa—incrimina sufrido—. Cuando murió Sheryl estaba tan enfocado en no olvidar que fui esposo, que olvidé cómo ser un buen padre.
—Mi tía no murió por tu culpa—aseguro.
Más lagrimas caen.
—Quisiera creer eso—admite melancólico—, no puedo—niega—. Ella no quería practicar ese día, ¡Oh señor!, ni siquiera quería ir a los juegos. Ella quería retirase y quedarse con Sky. Yo le dije que no podía dejar pasar esa oportunidad. Fui yo. Yo fui quien le quitó a Skylar su madre. Yo maté a mi esposa.
—Eso no es cierto y lo sabes—trato de consolarlo—. Te arrebataron la oportunidad de perdonarte cuando te prohibieron la ayuda de profesionales—señalo con mi rabia interna hacia las reglas.
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¡¿ELLA ES MI ENTRENADORA?!
Novela JuvenilElla está huyendo de un pasado oscuro que lo atormenta, Él se siente atraído por el tormento que ocultan sus ojos, pero sabe que no puede llegar muy lejos; Ella está fuera de sus límites. La codicia del destino los someterá a un interés mucho mayor...