Capítulo XI. Una confesión inesperada

170 14 1
                                    

Pasaron los días y todos actuábamos como si no hubiese pasado nada; a excepción de mí que como le había dicho a Luka, estaría más distante con Adrien.

Estabamos en clase de historia, esperando a que nos entregasen los exámenes que hicimos hace unos días.

-Marinette, nos veremos después de clase.- Dijo la profesora mientras me entregaba mi examen.

-¿Qué tal te ha ido?- Preguntó Alya mientras intentaba ver mi nota de reojo.-¿Qué? ¿Un 4? Pero si tu nunca suspendes. ¿Qué ha pasado para que saques esta nota?

No podía decirle que había estado luchando contra villanos y que no tenía tiempo para estudiar, así que le dije lo primero que me dino a la mente.

-No me acordaba de que teníamos examen y estuve mucho tiempo ayudando en la panadería de mis padres.- Dije con cierto tono de nerviosismo. 

Sonó la campana, y como me había dicho la profesora, me quedé después de clase junto a Nathaniel, Juleka, y Adrien.

-Chicos, sois los únicos de la clase que habéis suspendido. Voy a daros otra oportunidad, hareis un trabajo de 10 páginas sobre el temario.

Sin decir nada salimos del aula, cuando sentí una mano apoyada en mi hombro. Era Adrien. Me preguntó si quería que quedásemos los dos para hacer el trabajo juntos, así podríamos ayudarnos mutuamente y se haría más ameno. Miré a Juleka pidiendo ayuda, ya que no quería quedarme a solas con Adrien por todo lo que había sucedido. Ella entendió enseguida lo que quería. Se acercó.

-¿Puedo ir yo también?-Dijo mirándome. 

-¡Claro!- Dije con cierto tono de alivio.

Todos en la clase estaban al tanto de todo lo que había pasado entre Luka, Adrien y yo. Por lo que también le dijimos a Nathaniel que viniera, por sea caso.


-¿Quedamos hoy?- Dijo Juleka, ella quería quitarse el trabajo cuanto antes, puesto que solo nos había dejado una semana de plazo para entregarlo.

-Lo siento, hoy he quedado con Harry, el chico nuevo que vino desde España.- Me despedí con la mano de todos.

EN EL PARQUE.

Llegué corriendo y cansada, había quedado con él ahí después de clases, pero con la pequeña reunión que tuve con la profesora se me hizo un poco tarde.

-Ya...Ya estoy aquí.- Dije con un tono de cansancio, pues de correr me faltaba el aire.

-Creí que no vendrías.-Contestó con una sonrisa y su tono de extranjero. Tenía una voz agradable y tranquilizadora.- ¿A dónde quieres ir? Yo no conozco mucho la zona.

-Hay un heladero muy famoso al otro lado del parque.- Señalé la dirección.


-¿Un helado para los enamorados?- Dijo André, el heladero.

-No somos pareja, yo tengo novio, y solo somos amigos.- Me hizo gracia porque siempre que ve a un chico y a una chica juntos se cree que son pareja. Nos sentamos en un banco.

-Y dime, ¿Qué te parece la escuela?

Sonrió.- La gente es muy agradable, aunque solamente he hablado con 3 o 4 personas.

-¿Hay alguien que te guste?- Dije mirándole de manera pícara y luego reí.

-Hay una persona en tu clase...-Se enrojeció y miró al suelo.

-¿Quien, quien, quien? ¿Alix? ¿Sabrina? ¿No será Chloe...?

-Adrien...- Dijo con un hilo de voz...

Simplemente me dediqué a sonreir y contarle cosas sobre él para que pudiese conocerlo un poco mejor. No me esperaba que fuese gay, pero tampoco había ningún problema con eso.

-No se lo he contado a nadie por miedo a que me judguen, y espero que tu tampoco se lo cuentes a nadie...

-Tranquilo, pero aún así te ayudaré a que seas más cercano con Adrien.

Se hizo tarde, así que decidimos irnos a nuestras casas, había sido una tarde muy divertida, aunque mañana tenía que ponerme a terminar el trabajo de historia o sino no podría recuperar la nota media.

Con una mirada bastóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora